El arte de recular


Un colega estudiante de psicología está realizando su tesis doctoral sobre los trastornos políticos bipolares. Aunque suene a cosa rara, parece ser que esta patología, caracterizada por la presencia de comportamientos marcadamente contradictorios en la actividad política, tiene exponentes muy significativos. Sin ir más lejos, este amigo ha elegido como sujeto de análisis al concejal Antxon Belakortu.


Basta un seguimiento a la actualidad reciente para encontrar varias perlas. Al parecer, Belakortu anunció el pasado jueves que iba a denunciar penalmente por prevaricación al concejal de Urbanismo, Jorge Ibarrondo, ante las irregularidades cometidas en la concesión de una licencia a FCC. Puso también una condición para no cumplir lo anunciado: que el señor Ibarrondo presentara su dimisión fulminante antes de las 11 de la mañana de este lunes. No me lo invento, se puede constatar aquí y también aquí.

Pues bien. Transcurrido el lunes, Ibarrondo no presentó su dimisión y Belakortu no presentó su denuncia por prevaricación. Lo que ha hecho es interponer un recurso contencioso-administrativo que nada tiene que ver con lo anunciado. A esto en mi pueblo se le llama recular, envainársela, achantarse, acoquinarse o amilanarse, según el grado de corrección lingüística que se precise.

¿Qué es lo que pasa? Que Belakortu sabe de la escasa capacidad retentiva, tanto de los medios de comunicación local como de muchos espectadores (incido especialmente en esa denominación) y ya hay algún medio que no tiene problema en anunciar que este concejal "ha cumplido lo prometido" y algún otro no duda en prestar alarde tipográfico a lo que no es más que un simulacro de judicialización.

No hay quién lo entienda. Un día este concejal dice que quiere la cabeza de Jorge Ibarrondo. Otro día frustra la posibilidad de sacar adelante una moción de reprobación. Un día se empeña en una moción de censura a todo el PP que sabe sobradamente que no puede prosperar ante la negativa socialista. Otro día se niega a descabalgar al señor Ibarrondo de la Agencia de Renovación Urbana (algo que supondría un serio correctivo a la política urbanística del equipo de gobierno). Un día anuncia una denuncia por prevaricación (después de llevar un mes estudiando la cuestión). Otro día no cumple lo anunciado y trata de hipnotizar a la prensa local con un recurso contencioso de dudosa operatividad.

Es la bipolaridad política, una práctica perfectamente posible cuando te das cuenta de que los micrófonos no tienen problema en amplificar el "digo" y el "Diego" a los pocos días. Es tanta la información que circula al cabo de cada jornada que pocos se pararán a buscar las contradicciones y muchos se quedarán tan sólo con la intensidad del berrido. El problema es que ese tipo de oposición política basada en el cortoplacismo del cohete mediático desprestigia la labor del resto de la oposición, aquella que tiene vocación de gobierno, no sólo de trinchera. Y mal camino es ese.

1 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Si la envidia fuera tiña...

15 noviembre, 2006 19:58  

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