Beben y beben, y vuelven a beber


Los peces en el río

Se que esto que escribo queda fuera de la temática habitual del blog pero, como dirían los psicólogos, o lo explicito de esta manera o corro el riesgo de asumir esta zozobra como un trauma con el que vivir el resto de mis días. Y no estoy dispuesto.

No soy de cantar villancicos, bueno ni villancicos, ni zarzuela, ni reagee, pero en estos días, ya fuera en la calle o en casa a través de la radio o la televisión, ha sido inevitable convivir con los pastorcillos, el tamborilero y, en general y nunca mejor dicho, con "todo el belén" navideño.

Entre todas las letras de los villancicos, hay una que me trae por la calle de la amargura:

Pero mira como beben
los peces en el río,
pero mira como beben
por ver al Dios nacido.

Beben y beben
y vuelven a beber,
los peces en el río
por ver al Dios nacer.


¿Pero los peces beben? Y si lo hicieran -que en este momento es lo de menos-, ¿qué tiene que ver lo que beban o dejen de beber con lo que quieran mirar o dejar de mirar? ¿Se trata de algún elemento de la cultura hebrea que se nos escapa a los parámetros occidentales?

Entiendo que en las letras de villancicos aparezcan “los pastorcillos cantando”, el “chiquirriquitin queridito del alma” e incluso que la Virgen se esté "peinando y tendiendo en el romero", pero les aseguro que lo de los peces dedicados a la bebida me tiene desconcertado.

En fin, ya he dicho que necesitaba esta terapia.

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