American splendor


TRAGICOMEDIA BIOGRÁFICA.
CÓMO SALIR DE LA MEDIOCRIDAD/VIÑETAS DEL DESENCANTO

'American splendor' recrea de forma innovadora la vida del guionista de cómics 'underground' Harvey Pekar

Quim Casas, en Viernes (El Periodico), 11 de marzo

LA FICHA
'American splendor'
Directores: Shari Springer Berman y Robert Pulcini
Intérpretes: Paul Giamatti, Hope Davis, James Urbaniak, Judah Friedlander, Harvey Pekar
País: EEUU
Duración: 101 minutos
Estreno: 11 de marzo

Harvey Pekar, guionista de cómics underground y objeto de peculiar recreación cinematográfica en American splendor con los rasgos de uno de los grandes actores de moda, Paul Giamatti (Entre copas), es un adicto a los viejos discos de 78 revoluciones por minuto: busca y rebusca en los mercadillos de barrio y en las tiendas de saldo aquellos gruesos vinilos de soul, jazz, blues y folk.

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Pekar también estrechó fuertes lazos de amistad con Robert Crumb, el dibujante que ilustró durante una buena temporada su serie autobiográfica American splendor. El creador del gato Fritz, Mr. Natural y demás productos vehementemente propios del underground de los años 60 puede considerarse otro de los cualificados coleccionistas de discos antiguos. American splendor se sitúa así en un precioso y preciso punto intermedio entre dos películas de Terry Zwigoff, un amante de los cómics de la contracultura y, mira por dónde, degustador de vinilos de 78 rpm. El filme realizado por Shari Springer Berman y Robert Pulcini en torno a Pekar tiene muchas cosas de Crumb, el certero documental de Zwigoff sobre Robert Crumb, y de Ghost world, la adaptación hecha el propio Zwigoff del nihilista cómic de Daniel Clowes, en la que aparece un personaje igual de tímido y desencantado --interpretado por Steve Buscemi-- que mitiga su desarraigo escuchando discos de la prehistoria analógica.

El cine y el cómic no superheroico han establecido inmejorables relaciones, y estas tres películas conforman ya una estupenda trilogía. Pero American splendor va mucho más lejos. La película está resuelta con la forma de un memorable collage estilístico que mezcla entrevistas con Pekar, sus amigos, familiares y compañeros de trabajo; imágenes de archivo del propio personaje participando el programa televisivo de David Letterman; las secuencias que recrean su vida con el rostro de Paul Giamatti; otras filmadas en la actualidad que corresponden a un montaje teatral en torno al guionista, y muchos planos concebidos como si de viñetas se tratara.
En la primera secuencia de la película, el pequeño Pekar acude en compañía de otros cuatro niños a la casa de una mujer, en la víspera de Halloween, para pedir caramelos. Los cuatro niños van ataviados de Batman, Robin, Superman y Linterna Verde, mientras que Harvey viste su ropa habitual y se indigna con la mujer porque ésta le pregunta de qué va disfrazado. El pequeño Pekar empieza a andar, malhumorado, y en el siguiente plano ya es Giamatti, el Pekar maduro, paseando por las calles su total indiferencia ante el mundo moderno.

Resulta lógico, por tanto, que sus trabajos en el cómic se decantaran por todo lo contrario del universo impreso de los héroes. Pekar, y eso lo explica muy bien la película de Springer Berman y Pulcini, empezó a desarrollar su técnica de historias autobiográficas dividiendo los folios en seis, nueve o más viñetas en las que incluía sencillos monigotes y los bocadillos del texto. Crumb (encarnado en el filme por James Urbaniak) fue de los que lograron una excelente plasmación, pero hubo otras ilustradores de American splendor.

EXPERIENCIAS MINIMALISTAS

La película contempla tanto la evolución de la serie, que Pekar empezó a autoeditar en 1976 y que hoy sigue publicándose con mejores ventas que entonces, como las minimalistas experiencias personales del personaje, su imperturbable trabajo en los archivos de un hospital, la peculiar relación personal con la que acabaría convirtiéndose en su esposa, Joyce Brabner (Hope Davis) --que recuerda bastante a la de Buscemi y Thora Birch en Ghost world --, o la superación de un cáncer que dio pie a una de las más personales historietas de la serie, Our cancer yeat, la parte más triste y a la vez luminosa de esta extraordinaria película, que se estrena en España nada menos que con dos años de retraso.