Boterearen lizunkeria


Que traducido vendría a significar algo así como la lascivia del poder. Me ha parecido más interesante que titularlo la erótica del poder, ya que lo concibo más como lujurioso u obsceno que erótico. De toda la vida sabía aquello de “más tiran dos tetas que dos carretas”, más por soflamas juveniles que por otra cosa. Ya luego, con el paso de los años, uno va observando otras historias, y escuchando eso de “más pueden las ansias de poder que las de joder
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Y están en lo cierto. Siempre me ha sorprendido, y no gratamente, la mutación acaecida en las personas por el mero hecho de cambiar de situación socio-profesional. Me refiero a aquellas que pasan de la noche a la mañana a ser cargos de la administración (o de lo que sea), habiendo antes sido normales, por no decir “vulgares”, funcionarios o profesionales. ¿Qué transformación opera en las gentes para que en ellos haya un antes y un después?. Habrá quien piense que no más que el que opera en quien matrimonia o en quien se convierte en padre/madre, o en quien —supongamos— ha sido premiado en la “loto”. Y no es así.

Es otra la evolucón. Mutan formalmente: visten trajes; de amigos: van, después de un período de adaptación, con los cargos de su departamento; de discurso: empiezan a hablar de “nosotros los políticos, los jefes (...)” “cuando estás en un cargo (...)”; de tics habituales: la tarjeta todo-lo-paga, coche oficial o de la empresa hasta para ir a Cádiz, (...).

No se dan cuenta de la evanescencia de la situación, que en un pis-pas puede retornarse en normal o, más bien, “vulgar”. Entonces se dan los síntomas del vértigo, no antes cuando subes: hay más angustia cuando bajas que cuando subes, por mucho que te tengan en formol durante un tiempo.

De ahí que no termino de comprender la transformación de los funcionarios neo-cargos. Y es que tampoco son lo de antes, cuando se los traían de la empresa privada y tenían, en teoría, más pedigrí. En eso hemos ganado, ya que los funcionarizados pueden volver a ocupar su puesto en la administración, sin que se den drama personales por "falta de trabajo”.

Que Dios nos conserve el poder durante muchos años, aunque inescrutables e insondables son los designios de la vida, y más de la política.