Sufrimiento y mayores (I)


En el artículo anterior remitido por Zarrato y firmado Francesc-Marc Álvaro su primer párrafo comienza con "La exposición sistemática y pública del dolor y la enfermedad de Juan Pablo II es un enigma mediático". Continúa en sus párrafos centrales con "¿Puede la sociedad posmorderna occidental, mayormente secularizada, decodificar esta estampa tal y como desean aquellos que la promueven?". Y termina con "(...) pero se pregunta acerca de la naturaleza profunda de este ambiguo mensaje en un tiempo en el que todos vamos a morir lejos de casa, a escondidas, en una sala del hospital. ¿El largo adiós del Papa es reaccionario o revolucionario?"

Ya antes de ayer tenía intención clara de contestar a las interrogantes planteadas en el texto. Ayer vi la película "Amores Perros" de Alejandro González Iñarritu, donde nos narra con maestría la crudeza de la vida y las miserias humanas. Escenas de diferentes capas sociales entremezcladas, donde el indigente y padre pródigo, hundido en la desesperación, nos muestra su parte más humana de cariño hacia su hija. Por otra parte están los habitantes del suburbio, un collage entre delincuencia, paro, falta de valores y supervivencia en un mundo hostil. Y para terminar la clase dominante del glamour, la exhibición y el poder, donde un simple accidente convierte en nada a la hasta ayer diva; donde una cuestión tan vulgar como la vanidad y la atracción fatal rompe familias sin crear nada a cambio.

No hay que cuestionarse si puede la sociedad posmoderna decodificar la actitud no sólo del Papa, sino de otras jerarquías no tan místicas, no tan epúreas. La Iglesia, a fin de cuentas, es una Institución universal, que durante 2.000 años ha sobrevivido a todo tipo de avatares, y ahí continúa en la brecha. Pero más nos tendríamos que plantear cómo es posible que cada vez más ancianos sean encerrados en una alejada y fría residencia, tan lejos de los que aún consideran suyos. Lo que habría que plantearse es cómo es posible que estemos condenados a morir lejos de casa, a escondidas.

En un mundo donde todo es un alegato a la juventud, la hedonismo, a la satisfación personal, al individualismo y al egoismo, es curioso que ante un anciano decadente sólo se nos ocurra decir "que se muera de una vez", sin ninguna perspeciva temporal, sin darnos cuenta que los siguientes en ser retirados de la circulación seremos nosotros, sin saber ni dónde ni cómo nos aparcarán.

¿Cómo es posible que una sociedad en laque el 30% tiene, o tendrá en breve, más de 65 años pudeda "marginar" a un extracto tan numeroso, tan bien capacitado, con tanta experiencia, con tan buena salud (....) Hablamos de aplicar la eutanasia a los desechos físicos, cuando no nos damos cuenta que diaramente aplicamos la ético-moral a millones de personas por el mero hecho de haber traspasado cierto umbral.

Continuaré.

1 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Cierto, Hemengo. El horizonte de las muchas personas condenadas, como dices, a morir fuera de sus hogares es escalofriante. ¿Debieran las administraciones estudiar fórmulas que lo evitaran o simplemente mejorar las condiciones -físicas, médicas, económicas y de todo tipo- de las residencias que mencionas.
Pero no generalicemos la acusación, si es que lo es: ¿qué opciones tiene un hijo o una hija, con su trabajo y su familia, para no tener que recurrir a esa fórmula?. Me refiero a que, en muchos casos, si se recurre al ingreso de los mayores en este tipo de centros, ello no es consecuencia de la comodida y el hedinismo del que hablas, sino de que mucha gente no tiene otra solución?. ¿Las hay?
Si creo que éste que propones es uno de los muchos problemas que tiene la sociedad actual y que no son objeto, ni de debates en TV, ni de espacio en los programas políticos, etc...
Hace unos días, al escuchar en los medios las cifras de beneficios de algunas entidades financieras del estado, e incluso de los beneficios medios de las empresas ubicadas en Euskadi, no me resistía a pensar en que igual hace falta un Robin Hood de siglo XXI, que les "quite" no ya a los ricos, sino sólo a los imensamente ricos, y destine esos recursos a las personas y a su dignidad, jóvenes o mayores, sanas o enfermas, hombres o mujeres,... a las personas en fin.

07 marzo, 2005 12:51  

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