Sufrimiento y mayores (II)


La pirámide poblacional se nos está hinchando por arriba. Teniendo en cuenta que los sociólogos y demógrafos non tienen en cuenta a los immigrantes a la hora de recoger datos, contrastarlos y transcribirlos sobre el gráfico, son los mayores los que van ganando terreno.

El otro día, un amigo cuarentón —en funciones de director de la Administración— me decía: “tenemos una directora de 27 años, y creo que tendríamos que promocionar aún más a los jóvenes”. No le respondí. Posiblemente no se dio cuenta que él no estaba dentro de esa franja, y que puestos, podría hacer entrega de su cargo a otros más jóvenes.

Estamos totalmente fuera de onda, incapacitados para, con pausa, sentarnos tranquis y echar un vistazo al entorno. ¿Qué vemos? Pues la pirámide que comentaba al principio. Muchísimso retirados de muy buen ver paseando, ocupando los centros cívicos, acaparando todos los cursillos gratuitos y cuidando a nuestros críos. Muchos de ellos no superan en mucho los sesenta (si los superan) y la esperanza de vida está al día de hoy en torno a los ochenta.

Tenemos que rehabilitarlos, está claro. No podemos prescindir de ellos para la vida activa, para las funciones administrativas, para las labores de mando, para dar ejemplo, con su presencia y actos, a la juventud. Muchísimos de ellos tienen capacidad y ganas para aportar algo más que paseos o viajes a Benidorm. La jerarquía eclesiástica no jubila a los suyos hasta los 75; los consejos de administracion de los bancos hasta los 70; ejercen de abuelos cuidadores hasta los 80. ¿Por qué no en todos los ámbitos sociales?.

¿Por qué no como director de la Administración? Muchísimos de los que hoy llegan a los 60 están al tanto de todas las innovaciones tecnológicas. Es decir: no estorban. Tanto canto a la juventud acomodada, hedonista y poco dada al sacrificio me “jode”. Estoy, yo también, por establecer cuotas para esta gente, pero por méritos, no por ley.

En los partidos políticos sólo quedan los “de siempre” y los “desde que estamos en el poder”. ¿Quiénes ostentan los cargos? Los segundos, claro está. ¿Qué función representan los primeros? Hinchar las listas de afiliación, ya que los que mandan tampoco piensan en ellos para otros menesteres.

El octogenario Juan Pablo II agoniza manteniéndose al mando de la Iglesia católica. ¿Su largo adiós es reaccionario o revolucionario?