Cuplés para socialistas.


Antonio Álvarez Solís, en DEIA (11/04/05)

No sé por qué los socialistas resucitan en mí con mucha frecuencia cuplés que oí en mi infancia. Ayer, el Sr. Zapatero me hizo tararear aquella picardía ‘‘A París fue papá/ en el rápido de Irún/ no se sabe si a negocios/ o si fue el buen tun-tun’’. La verdad es que nunca adivino, a juzgar por sus incongruentes frases, si los políticos de Madrid vienen por negocios a Euskadi o si caen por aquí al buen tun-tun. Dicen cosas cuyo sentido es difícil de racionalizar. El viernes, el Sr. Zapatero soltó en Donostia una parrafada a la que no encuentro pies ni cabeza. Aseguró que ésta es la hora de Patxi López como alternativa porque los nacionalistas del PNV sólo acuden a las elecciones alentados por su «afán de seguir en el poder». El argumento es de una banalidad absoluta. A las elecciones se va precisamente para adquirir poder y, en el caso de tenerlo, para continuar en él. Si se fuera a las elecciones con otro interés cabría sospechar cosas absurdas, entre ellas la de andar en coche con la gasolina pagada. A mí no me sorprende nada que un partido político pretenda alojarse en el poder durante el mayor número de años, ya que un programa político da de sí para varias generaciones si la ciudadanía se acomoda en él. Reclamar que el Sr. López debe acceder al gobierno porque los nacionalistas llevan ya muchos años en ese poder suena a dinámica de juego infantil, como es, por ejemplo, el de las cuatro esquinas, en el que los socialistas vienen quedándose en medio reiteradamente sin conseguir apoderarse de una de las esquinas en disputa. Si todo lo que puede aportar el Sr. López es un cambio de decoración en Ajuria Enea lo mejor es que en vez de acudir a las elecciones presente un proyecto de interiorismo. El Sr. Zapatero debiera contratar alguien que le hiciera frases con un mayor recorrido. Entre que el Sr. López no tiene programa y el Sr. Zapatero no tiene ideas, la retórica socialista parece el viento del Moncayo, que sopla de todos los lados.