Raza, euskara, voluntad y territorio en el nacionalismo (II)


En este artículo sólo pretendo dar mi opinión sobre el anterior, y aprovechar la ocasión para contestar a Xabier.

Existe una realidad absolutamente incontestable: el porcentaje de vasco-hablantes en la CAV no supera el 30% del total de la población, distribuidos “grosso modo” en dos bloques: los mayores de 60 años y los menores de 30; el resto, el englobado en la franja 30-60 años, es el que menos aporta al total. Entre los primeros incluímos a las generaciones que han tenido la oportunidad de acudir a ikastolas privadas primero y a los modelos educativos B/D después; entre los segundos se encuentran quienes, en las zonas vascófonas, lo hablan por transmisión oral familiar.


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Es evidente que la expansión territorial de los neo vasco-hablantes es bastante uniforme (aunque con matices) en el territorio de la CAV. Lo es de manera muy desigual en Navarra. Y la situación es muy otra y preocupante en Iparralde. Al día de hoy, y desde hace bastantes años, la mayor parte de los chavales de la Rioja alavesa, de las Encartaciones, de Vitoria, de Bilbao y de Barakaldo acuden a los modelos B/D (no analizaremos si sirven o no para euskaldunizar); no así en la Ribera navarra o en Iparralde. Esta situación traerá consigo que dentro de dos generaciones, y al ritmo actual, el 70% de la población de la CAV conocerá el euskara.

Los citados datos, sin embargo, sólo demuestran que se conoce el euskara; es decir, que se ha adquirido su conocimiento bien en los modelos B/D, bien por acreditación de algún perfil lingüístico en la Administración o, sencillamente, que lo han aprendido por su cuenta en euskaltegis o en su propia casa por transmisión oral.

Lo que no vienen a demostrar los datos, ni remotamente, es el uso normal y asiduo del euskara por parte de quienes lo conocen. En este caso los porcentajes pueden reducirse —en todos los sectores mencionados— al tercio, en el mejor de los casos. Este es, al día de hoy, el auténtico “quid” de la cuestión: EL EUSKARA SE SABE, PERO NO SE HABLA. La situación es, a mi entender, bastante grave, y hay que hacerle frente desde todos los ámbitos sociales posibles.

En el párrafo anterior no he mencionado, voluntariamente, a los partidos políticos, fundamentalmente —pero no exclusivamente— nacionalistas. Y aprovecho la ocasión para responder a Xabier cuando dice: “De hecho, creo que hay que reconocer que en ciertos sectores nacionalistas (no en el PNV, desgraciadamente) se ha avanzado mucho en este sentido”. En el sentido del uso del euskara decía él. Y no le falta razón; más bien le sobra. No sólo es el caso del PNV, Xabier, sino también de EA, ya que considero que en ninguna de las reuniones de las ejecutivas de EA se usa con normalidad el euskara. Mal de muchos, consuelo de tontos.

¿Qué ocurre en el PNV para que en el discurso (Ponencias, declaraciones de su dirigentes, doctrina, …) tanto mencionen y ensalcen la lengua de sus ancestros y de sus propios hijos, pero no le otorguen carta de naturalidad en el quehacer diario? Como muestra un botón: un artículo de Jose María Agirre Berezibar publicado en el diario Berria da cuenta de la disminución porcentual, la pasada legislatura, del uso del euskara por parte de todos los grupos parlamentarios en la Cámara vasca, exceptando a Sozialista Abertzaleak.

Ocurre, por ejemplo, que la media de edad de la afiliación está cercana a los cincuenta años y buena parte de ellos (dependiendo de zonas) no son vasco-hablantes. Ocurre que bastantes de los que están al timón del barco tampoco lo saben y, si lo saben, no lo hablan con normalidad. Ocurre que el porcentaje de afiliados menores de 40 años (que son quines han podido acudir a los modelos educativos B/D) es muy bajo, y habitualmente dominan infinitamente mejor el castellano. Ocurre que el 80% de los miembros del EBB saben euskara, pero ¿en qué idioma crees (creéis) que transcurren sus reuniones y tertulias?

No es el caso de Batasuna o Aralar. Estos tienen los deberes hechos. Pero tampoco hay que olvidar que ambas formaciones se surten fundamentalmente de sectores juveniles, de ámbitos socio-culturales afines, obtienen sus votos del citado 30% conocedor del euskara, renuevan más a su gente de mando y, sobre todo, tienen conciencia de la situación.

¿Qué hacer en el presente y de cara al futuro en partidos como el PNV? La respuesta la dejaremos para otra ocasión.