A ocho mil metros de altura



Leído en Nabarralde:

Dos centenares de personas han perecido en su intento de pisar el techo del mundo. Un peligro superior aún es el que acecha a quienes aspiran a coronar el K2 o el Annapurna. Pero muchas más víctimas son las que produce el querer alcanzar la cima del poder y del éxito en millones de personas cada día. Mueren de muerte lenta toda la vida y se llevan también a los que tienen a su alrededor, aunque parezcan todos vivir en la cumbre. Basta salir de casa de buena mañana y ver a muchos en sus coches o andar por la calle con sus rostros tensos y su ademán presuntuoso. Si el pensamiento fuera visible, no podríamos avanzar en medio de tantos escollos, tanta infelicidad inútil.

Norbert Bilbeny, en La Vanguardia.