Momentos


¿Dónde han quedado aquellos cantos al momento ilusionante que estábamos llamados a vivir a partir del 17 de abril?. Se abre una nueva etapa, y frases semejantes eran, entonces, un lugar común en todas las tertulias, artículos y mentideros políticos. Hoy, conocido el resultado de la votación de investidura del Lehendakari, las cañas se tornan lanzas. Hoy los medios han recurrido al manual de estilo “pre-17A” y hablan de radicalización, de un gobierno alcanzado con los votos de ETA-Batasuna, de una vuelta a la deriva soberanista; en definitiva, los monstruos del averno de nuevo campan a las puertas de Ajuria Enea. ¿Dónde han quedado, pues, aquellos primeros cánticos de esperanza e ilusión?

¿Será tal vez que aquella ilusión y aquella esperanza se entendían, únicamente, en función de percibir como posible la investidura de un Lehendakari no nacionalista?
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Teniendo en cuenta que desde el día 18 de abril a hoy, el entorno político no ha cambiado –y si lo ha hecho es, precisamente, en el sentido de poder barruntar más próximo un escenario de cese de la violencia- , volver a mensajes atemorizadores como los que algún medio lanza al hablar de repetición de la “caótica experiencia de la legislatura pasada”, o de regreso a la alianza del nacionalismo contra el no nacionalismo y una exacerbación de las posiciones soberanistas”, hace que la paradoja se visualice inmediatamente: una alianza del nacionalismo contra el no nacionalismo es, en sí misma perversa y rechazable; ahora bien, una alianza del no nacionalismo contra el nacionalismo, hubiera sido, en cambio, una manifestación de madurez democrática en un escenario de ilusionante esperanza. Pues tampoco es eso.

Para terminar con estos pensamientos, prefiero quedarme con la reflexión final del editorialista de La Vanguardia que, analizando la nueva coyuntura política, viene a concluir que “la paz tan anhelada es ahora el verdadero reto del País Vasco. Que Ibarretxe ocupe de nuevo Ajuria Enea en una situación de extrema debilidad es una cuestión accesoria ante el reto de conseguir el fin de la violencia. Cuando la paz sea una realidad, si es que entran definitivamente en razón quienes deben hacerlo, la cuestión será otra. Es decir, cómo se gestiona la paz. Y ahí las alianzas pueden dar un vuelco”.

1 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Creo que es importante el paso que se a dado, no soy tan pesimista, y tampoco creo que se haya terminado la ilusión, al contrario, este nuevo escenario permite que se pueda iniciar un nuevo tiempo político, con voz para todos y no para unos pocos.
veamos si Ibarretxe se da cuenta de este cambio y asume su nueva posición, donde inevitablemnete tendrá que negociar para poder gobernar

23 junio, 2005 22:10  

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