Los problemas de Julián.

Julián tiene problemas. No son problemas económicos ni familiares, el trabajo y su vida personal marchan razonablemente bien, con los altibajos que todos padecemos, pero en conjunto… digamos que bien. No, no son esos los problemas que tiene Julián, a él lo que hace tiempo le viene preocupando es lo que el llama encontrar su “ubi” político.

Aunque hace años que viene votando sin mayores problemas ni cuestionamientos al PNV, lleva una temporada un poco revuelto. Hasta ahora solamente en el referéndum de la constitución europea, en el que votó NO, se ha separado de aquella opción. Ahora, me cuenta, las cosas le están cambiando en su cabeza. En poco tiempo han pasado muchas cosas, se han dicho otras tantas y las previsiones de futuro parecen, también, cambiar tan rápido que, sigue, “necesito reflexionar y meditar sobre mi posicionamiento político”.

Continuar

En casa de Julián, y lo comento porque éstas cosas en este país suelen ser parte del know how familiar, hay dos cuestiones que, junto con el Athletic, no admiten matices: la conciencia de que Euskadi, como pueblo, tiene una identidad específica que exige, en la forma que sea, del reconocimiento de esa especificidad (el enunciado es mío, sus padres y él mismo lo expresarían de forma más sencilla), y rechazo de la violencia (“con la guerra civil ya vivimos suficiente violencia, nosotros somos gente de paz”, suele decir su padre).

Julián suele resumir que esto es como buscar ropa de tu talla cuando compruebas que los trajes “pret á porter” no te sientan bien, no te encuentras cómodo. Hemos repasado sus planteamientos, y “sus medidas políticas” son más o menos éstas:

1. Dice mi amigo que el reconocimiento de la especificidad vasca tiene que ir de la mano, a su vez, del reconocimiento del derecho de autodeterminación y de su libre ejercicio.

2. El actual marco jurídico (se refiere al Estatuto de Gernika), me dice, fue un primer paso que necesita de una revisión al alza. ¡Pero si, por cambiar, en estos 25 años han cambiado hasta las reglas de fuera de juego, con la historia esa del "orsay" posicional!, suele decir.

3. Una vez ETA deje la violencia y, por tanto, pensar en el mapa político de Euskadi no requiera estar pendientes con el rabillo del ojo de las barbaridades que puedan hacer o decir y, en consecuencia, nadie vea ilegalizada sus ideas por el hecho de que alguien las juzgue afines a los postulados de la banda terrorista, la “químicas políticas” probablemente fluirán de formas bien distintas. Julián suele decir que en ese nuevo escenario, el tiempo que ahora dedican en las conversaciones de cuadrilla a discutir sobre la violencia, los presos y la ilegalización de las ideas, lo podrán dedicar a “hablar de política de la buena”.

4. “Estamos un poco dormidos”, es como resume Julián la última característica de la que quería hablar. “Por supuesto que habrá que tener en cuenta a los socialistas, dice, pero andar flirteando con ellos no puede despistarnos de que lo que tenemos que hacer es facilitar la articulación de una opción abertzale –con el nombre que sea- que agrupe a una mayoría de vascos. Las cosas están cambiando y van a cambiar aún más, y nosotros no podemos quedarnos quietos, renunciando a la iniciativa que nos corresponde”.

Me ha dicho Julián que se iba a Iruña, a pasar unos días de Sanfermines. Igual es lo mejor que puede hacer. Ya seguiremos con la conversación a la vuelta.