¿Seguridad?


Menezes

Que los violentos están fuera de la ley es percibido por cualquiera. Ahora bien, ¿pudiera ser que las medidas de las que los estados se doten para prevenir esa violencia terrorista nos sitúe a todos los ciudadanos fuera del marco legal del respeto a nuestros derechos más esenciales?

La cuestión y el debate serán largos. La coincidencia de los medios al hacerse eco del desgraciado incidente de la muerte a tiros del ciudadano brasileño en Londres así lo apuntan:
Continuar

(…) es indefendible matar por una sospecha y más en unas circunstancias donde hubo tiempo y oportunidad de evaluar los riesgos y evitar cualquier posible amenaza, dice El Correo en su editorial Matar por error.

Iñaki Lecuona, en su artículo Por error en Gara, comienzo diciendo: Jean Charles de Menezes ha muerto por error. No por cinco disparos a bocajarro a manos de la policía, no, Jean Charles de Menezes ha muerto por error. Si hubiera sido cualquier otro el autor de los disparos, a estas horas estaría acusado de homicidio en primer grado y su foto aparecería en todos los periódicos. Pero como este homicidio lo cometió un agente de policía, un defensor de la ley y el orden, el asesinato de este pobre chaval pasa a ser simple y llanamente un error, perdón, un lamentable error, que siempre queda más correcto aparentar estar sfligido

En LA VANGUARDIA y bajo el título Libertad y seguridad, Lluis Foix se pregunta: ¿Qué importa un muerto inocente ante la posibilidad de evitar tanta barbarie? Importa y mucho. Por la sencilla razón de que la primera víctima de la lucha contra el terrorismo no puede ser la libertad de nadie para garantizar la seguridad de todos.

Javier Pérez Royo, en El Periódico (La barbarie no es la respuesta), hace un análisis más jurídico: En éstas estábamos cuando se ha producido la irrupción del terrorismo de origen islamista en el panorama político y jurídico (…)Pero, sin duda, lo más grave es la reacción ajurídica, es decir, puramente animal que se está poniendo en marcha. Y de la que son buenos ejemplos el internamiento de los presuntos terroristas detenidos en Afganistán en Guantánamo, desprovistos de los derechos humanos; el secuestro de presuntos terroristas para ser desviados a países en los que pueden ser torturados y la ejecución sumaria de un ciudadano sospechoso a los ojos de los agentes británicos de ser un terrorista suicida.

DEIA, bajo el título de Doble Sanción, incide en su condición de inmigrante: La inmigración constituye una sanción vital para quienes han tenido que dejar su entorno en busca de mejores condiciones económicas, más aún si se soporta desde la ilegalidad. Con la inseguridad provocada por los últimos atentados en Europa, a esa sanción se une la de la sospecha. Jean Charles de Menezes fue tiroteado por la policía londinense porque corría y no respetó la orden de detenerse. El joven brasileño tenía su visado de estancia caducado y quizá su necesidad de seguir en la clandestinidad le costó la vida.

Finalmente, en EL PAIS (El sueño de una casa en el pueblo), Juan Arias se queda con el recuerdo y los sueños de la persona: Jean Charles había estado en su pueblo para abrazar a sus padres y amigos el 7 de enero pasado con ocasión de su cumpleaños. Permaneció tres meses, pero viendo que le era difícil ganar dinero volvió a Londres para juntar una pequeña suma y cumplir su sueño: comprar una casa en el pueblo y ayudar a sus padres a "ser menos pobres".