Yo sí necesito entenderles... a los dos, Sr. López Aguliar


Con los últimos movimientos de ficha por parte de unos y otros, muchos pensábamos que, por fin, “pintaban oros” en Euskadi. La paz y el juego político normalizado en las instituciones, se percibían factibles y próximos. Lo que hasta hacía pocas fechas era una quimera, empezaba a ser creíble.

En Madrid se hablaba ya sin reparos de la necesidad de buscar un diálogo que pusiera fin a la violencia. Es cierto que ese diálogo tendría que venir matizado por el cumplimiento de unas determinadas condiciones previas, pero el mero hecho de que en el Parlamento español se hablara, se debatiera y, finalmente se aprobara una resolución en ese sentido era ya un paso muy importante.
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La reafirmación de Batasuna en su discurso de Anoeta, su apuesta por la participación en las instituciones y por la necesidad de arbitrar las medidas que propiciaran un escenario sin actividad en el “frente militar” y, finalmente, la adhesión de ETA a la propuesta de velódromo eran elementos que venían a confirmarnos en nuestro moderado optimismo.

Parecía claro el papel que en todos estos procesos habían de tener cada uno de los agentes implicados. El Estado y ETA (o dicho en otros términos, el PSOE y Batasuna) como actores principales, el PNV como artista invitado y el PP de mero figurante.

En ese estado de las cosas es cuando, hasta donde conocemos, el libreto de los actores principales empieza sufrir modificaciones. Cuando las cosas parecían dispuestas para dar inicio a un proceso sincero de búsqueda de la paz, conocemos algunos movimientos extraños e inquietantes.

Desde el entorno inmediato de ETA trascienden noticias de importantes diferencias internas entre los partidarios de la búsqueda de aquél nuevo escenario y quienes están por el mantenimiento de la lucha armada. Hemos conocido incluso de la expulsión de la organización de quienes consideraban superado el momento de la lucha armada.

Por la otra parte, la Audiencia Nacional desdice las expectativas creadas desde el ejecutivo del estado y sorpresivamente decide iniciar la investigación de las conexiones EHAK – ETA, en orden evidentemente a su posterior ilegalización.

Es evidente que ambas noticias, son unas muy malas noticias para aquellos procesos de paz y de normalización. Contrariamente a lo que decía el ministro de Justicia español al afirmar que “no le es exigible tratar de racionalizar las decisiones de los violentos”, pienso que sí que lo es; para quienes creíamos en lo sincero del esfuerzo que parecían anunciarnos ambas partes, no sólo es exigible sino que es absolutamente necesario tratar de entender qué ha cambiado en apenas un mes.

La apertura de diligencias contra EHAK ordenada por el juez Marlaska y la expulsión de ETA de los partidarios de un final negociado, ¿son decir diego donde dije digo? ¿es un pulso entre el Estado y ETA, tratando de mejorar sus respectivas posiciones de cara a su futura negociación? ¿nos están queriendo decir ambos que habían corrido demasiado y que las cosas son a más largo plazo?.

Lo siento Sr. López Aguilar, pero yo sí que necesito entenderles a ambos, sí necesito entender qué está pasando, necesito saber si debo guardar mi optimismo para mejor momento.

Y como yo, Sr. López Aguilar, creo que sonmos muchos los ciudadanos que sí lo necesitamos.

1 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Decía ayer Martín Garitano: Y sin embargo, Grande-Marlaska no es el principal protagonista de este nuevo asalto. La sonrisa de Zapatero, heladora en ocasiones, al proclamar su «respeto a las decisiones judiciales» le delata. El problema no es un juez más o menos sediento de protagonismo. El problema es el Gobierno español.

Personalmente soy de la opinión de que esta nueva movida politico-judicial es un síntoma de que las presiones del PP pueden estar haciendo mella en ZP o, al menos, que éste está preparando la "ciaboga" por si las cosas vienen mal dadas.

15 julio, 2005 10:01  

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