Pues sí que hay cocina


Cocina vasca

Cuando uno observa a María San Gil, Ezquerra y demás peperos vociferar escandalosamente, en Azkoitia, ante los batasunos que sólo exhiben pancartas reclamando una salida democrática al conflicto. Cuando Maragall admite, ante Ibarretxe, el diferente recorrido de Euskadi y Cataluña, que son dos naciones, e incluso confirma la existencia de un acuerdo tácito con el PSE sobre el derecho a decidir. Cuando lees que Rodríguez Zapatero no va la reunión de la Internacional Socialista porque, una vez más, está pendiente de una inminente tregua de ETA.
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Pues entonces, uno empieza a pensar que quizás haya suficiente agua en la piscina como para lanzarse a ella. Que quizás los agentes han avanzado más de lo que parece. Que puede que más allá de la hojarasca del BEC, de los detenidos, de las bombas de ETA, de los dímes, diretes y desmentidos, haya bacalao cortado.

El PP empieza a desinflarse, y sólo sus boteretes más ridículos, como pueden ser los del Foro de Ermua, un par de obispos, otro par de golpistas y las exaltadas como San Gil, realizan labores de zafarrancho, en un momento en el que el globo patriotrero se les ha desinchado un tanto.

Dicen las encuestas que los españolitos de a pié pasan tanto del Estatut que ocupa el decimoséptimo lugar de sus preocupaciones. Es más, estoy por creer que si se les cuestionara con naturaliad, sin estridencias, sobre la independencia del País Vasco, buena pare de ellos lo asumiría con total naturalidad.