El "milagro" de la plaza de toros

Cuando uno viaja a Egipto y ve las pirámides, puede plantearse el razonamiento de que, visto aquello, la capacidad constructiva de una civilización desarrollada no tiene límites. Cuando uno vuelve a Gasteiz y ve el estado de las obras del polideportivo de San Andres (que, a estas alturas, ya tendría que estar inaugurado) puede llegar a la conclusión de que la nuestra no es una civilización desarrollada. Cuando el PP anuncia que la nueva plaza de toros estará lista para la próxima feria de La Blanca es cuando nos preguntamos si AMVISA añade algún componente alucinógeno al cloro del agua.

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Pero parece ser que el milagro posible. Es posible que las obras de un polideportivo vayan a acumular meses de retraso mientras que una plaza de toros de la que sólo existen los cimientos pueda inaugurarse en tres meses. ¿Cómo es posible? Pues influyen varios factores. De una parte, una revolucionaria técnica constructiva basada en el ensamblaje de bloques prefabricados. De otra parte, el estrecho seguimiento que de estos trabajos está realizando el gobierno municipal, adjudicados a una empresa tan libre de suspicacias como FCC. Llama la atención que el concejal de Urbanismo esté tan al tanto de la evolución de las obras de la plaza de toros y mire a otro lado cuando se trata del polideportivo. Esto da una idea bastante clara de cuál es el orden de prioridades del PP en materia de infraestructuras para la ciudad.

Da igual que el parking bajo esa plaza (más necesario para la ciudad que la propia plaza) no esté listo. Da igual que la cubierta de la plaza (que, a fin de cuentas, es lo que confiere carácter multiusos a ese recinto) no esté lista. Da igual que la impresionante urbanización exterior que la constructora quiere regalar a la ciudad no esté a punto. Da igual la discutible calidad arquitectónica del resultado. Lo que verdaderamente importa es que Vitoria tenga toros con unos burladeros dignos y unas gradas repletas de mantillas. ¡Qué mejor coto para pescar votos!