Como si nada


Escribe Salvador Cardús en La Vanguardia:

"El desarrollo positivo del actual proceso de paz que va a tener en paralelo, pero íntimamente relacionado, un proceso político de decisión del pueblo vasco sobre su futuro, en muy buena parte está condicionado por el acierto y la rapidez en los cambios retóricos de representación de la realidad de Euskal Herria".
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"La tregua, de momento, ya ha hecho añicos los esquemas antiguos. Intenten aplicar ahora lo que mencionaba antes sobre los bloques nacionalista y constitucionalista, o vuelvan a leerse documentos como los de la Conferencia Episcopal Española, y verán cuán fuera de lugar han quedado. O vean qué va a pasar con la demonización de los dirigentes de la izquierda abertzale, ahora que se han convertido en aquello que algunos no podían ni querían ni imaginar: en portadores del diálogo. Y esto es tan sólo el principio, porque estoy seguro de que la fuerza de la ausencia de conflicto -muy superior a la de las armas y el estado de excepción- va a hacer posibles planteamientos políticos hasta ahora inimaginables".

"En eso creo que tiene toda la razón el lehendakari Ibarretxe cuando considera que ETA ha sido realmente un lastre para el desarrollo político del País Vasco y no un arma que servía para chantajear al Estado y sacarle ventajas. Esta idea, que se ha utilizado con perversidad especialmente desde Catalunya para justificar nuestra cobardía e incompetencia para formular las exigencias políticas que en su momento hemos creído justas, pero que no hemos sabido defender, también va a caer como tantos otros tópicos que han podido vivir gracias al monstruo de la violencia".