Ibarrondo: malabarismos urbanisticos


Malabarismos

Para la mayoría de los mortales, excepción hecha de los del PP - y es que, a lo que parece, muchos de ellos y sobre todo de sus dirigentes, han superado ya la barrera de la existencia contingente-, cuando hablamos de “accesibilidad” estamos pensado en una serie de medidas que faciliten a quienes padecen algún tipo de limitación –física o funcional- en acceso y el uso de instalaciones físicas, o servicios del tipo que sea.
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Así, cuando los vitorianos y vitorianas empezamos a oir hablar de las ya famosas escaleras mecánicas de acceso a la parte alta del casco histórico de la ciudad, pensábamos en ellas en clave, precisamente, de accesibilidad. Y es que para muchos la instalación de accesos mecánicos se justifica únicamente en la medida en que facilite el acceso a esa zona a quienes, hasta la fecha, tenían ese acceso imposibilitado o gravemente dificultado.

Pues resulta ahora que no, que las escaleras de marras no resuelven ese problema, salvo que las sillas de ruedas de quienes quieran intentar la "ascensión" estén dotadas de arneses, anclajes y, casi, de un kit de escalada en roca. Nos dicen que ni siquiera está confirmado si será posible su uso con zancos de escayolista.

¿Lo sabía el ínclito Ibarrondo –Jordi, en la intimidad-? Malo sería que la respuesta fuese que no, por lo que tendría de confirmación del infinito grado de incapacidad del “mejor concejal de urbanismo de Vitoria” –AAA dixit-, pero es que, saber hoy, que “Jordi” sí que conocía de esta circunstancia, tampoco dice nada su favor, “antes-bien-al-contrario”.

¿Para qué semejante inversión?, ¿vale la pena el impacto visual y arquitectónico de las escaleritas de marras, sabiendo de su limitada eficacia?, ¿es entendible semejante intervención, sus consecuencias y sus daños colaterales, sabiendo que los problemas de accesibilidad deberán ser resueltos mediante una serie de ascensores que “tienen” ahora que sacarse de la chistera?

En fin, un “monstruo” este Ibarrondo. Por cierto, ya que estamos en harina, que nadie desespere, que dice Jordi que las marquesinas que faltan, sí, sí, esas que se empezaron a instalar poco después de la caída del imperio romano, que "se instalarán lo antes posible".

¡¡Que no nos pase nada, que les queda todavía un año en al ayuntamiento!!!