El secreto en el país de los chismosos


¿Qué sería de nosotros sin el gran tesoro de los misterios, sin la hondura del silencio bien entendido, sin la discreción protectora de lo que se debe callar, sin la distinción intelectual entre lo prescriptible y lo permanente? Pues seríamos España, exactamente esta España chismosa, Estado cotilla, comunidad murmuradora, pueblo maledicente y bocón, este país difamante que se divierte y solaza hurgando en la vida del prójimo ante la vaciedad de su propia y triste existencia.

En un país autodevaluado y desentendido de lo más sagrado no puede extrañar que la justicia, que simboliza la dignidad elemental de un pueblo, haga risas con el secreto del sumario, un instrumento procesal necesario para garantizar el rigor de las actuaciones incompatible con la publicidad del procedimiento. El secreto del sumario en España es un auténtico sainete y una chapuza hiriente para los encausados que, además, acarrea la ridiculización del sistema judicial hasta el punto más surrealista y paródico que se pueda imaginar, hasta el bochorno concluyente.

Gorka Agirre... Pablo Muñoz..."no serán los últimos damnificados en tanto en la España mediocre mande la incultura de la murmuración, la fetidez del chisme y la cobardía de la maledicencia pública, alentadas por un modelo de televisión corruptora cada mañana, cada tarde y cada noche, todos los días, hasta que la audiencia y la paciencia aguanten".

Extracto del artículo que, con este mismo título, escribe José Ramón Blazquez en Deia (ver aquí el artículo completo).