JR Recalde: Puntos de partida para el diálogo


Quien más quien menos se posiciona, enseña sus cartas. El no nacionalista -salvo por tentación o vicio- J. R. Recalde, ex-consejero vasco de Justicia, y vivo a pesar de ETA, termina su artículo de El País "Diálogo para después de la violencia" con "Que nadie pretenda, en todo caso, imponer sus propias tesis de partida, sino modificarlas en busca de un acuerdo ampliamente consensuado" muy al estilo de los socialistas, de exigir al resto que no impongan, pero para sí "El punto de partida para el diálogo político quedará señalado, en consecuencia, con los siguientes rasgos: aceptación por todos del sistema constitucional; negación de una base común nacionalista; entrada en el diálogo en condiciones de igualdad, lo que excluye tanto una presidencia institucional del lehendakari como otro pacto de Ajuria-Enea."

Es curioso el papel de Recalde atribuye a las formaciones políticas. Respecto del PNV "el procedimiento ilegal que reitera el PNV busca cobrar réditos por la recuperación de la paz ciudadana. Para el PNV se trata de recoger las nueces caídas del nogal agitado por los violentos. Para el Partido Socialista, aceptar el pago de estos réditos sería, no pagar un precio político a ETA derrotada, pero sí al nacionalismo, como albacea de la derrota."

Al PSE le atribuye un carácter federalizante, pera le niega el confederal "si es un modelo federal o federalizante, no es un modelo confederal: es opuesto a entender la autonomía como una relación bilateral entre el poder central y la comunidad autónoma, salvo en casos muy particulares. Si el modelo socialista busca la división óptima entre competencias centrales y autonómicas, busca también el fortalecimiento de lamultilateralidad o relación entre las distintas autonomías, frente a la bilateralidad o relación entre el poder central y el autónomo."

¿Para qué quiere, Recalde, al PP? "A este debate es muy importante que se incorporen otras fuerzas políticas, principalmente el Partido Popular, al que corresponde una importante función de vigilante de una eventual deriva nacionalista del proceso."

Y para Batasuna el ostracismo "por no cumplir con el mínimo exigible que es la renuncia a la violencia y la aceptación de la democracia constitucional, con Batasuna no se puede establecer todavía ningún acuerdo."