Al final, a la casa del padre

A finales de la década de los setenta del siglo pasado (XX) asistimos a una enorme efervescencia de partidos políticos, tanto de izquierdas como de derechas. Algunos no eran más de 100, pero chillaban como 100.000. Llegaron las primeras elecciones democráticas y ganaron los de siempre: el representante adaptado del régimen franquista (UCD), los inadaptados del régimen (AP), los todavía marxistas socialistas (PSOE), los todavía leninistas (PCE) y los nacionalistas de toda la vida, más los rupturistas pistoleros que empezaron como Mesa de Alsasua y evolucionaron a Herri Batasuna. El resto no se jamó un rosco, pero ¡cuánto ruido metían!

Volvemos a estar en las mismas. Hoy mismo he podido leer que en Aralar les ha salido la corriente Irauli, soberanista y de izquierdas ¡estos también! Y contra quién nace, pues contra los neoestatutistas del PNV, dicen. ¡Cómo no! Contra quienes, según ellos, nos conducirán a "una reforma estatutaria pactada con el PSOE, a la catalana". Y para ello quieren juntarse con el tronco (Batasuna), del cual ellos son una rama. Hay que ser muy inocente para pensar que los del MLNV van a sentarse con ellos. ¡Con todo lo que les estiman!

Otros con quienes los de Irauli pueden hacer una merendola son los de EA. Todas las encuestas conocidas hasta el presente les dan por hundidos en todos los territorios, sin excecpción. Así se entiende que hayan aceptado organizar un congreso extraordinario para enero, sin el mínimo de firmas exigible, según fuentes de la ejecutiva. Es su intención dar una salida digna al follón que tienen montado, y llamar otra vez a las puertas del PNV, a ver si nuevamente les admite en su regazo. Es ya un poco tarde. Además, los jeltzales observan que sólos (PNV) suman tanto como unidos (PNV/EA), con una novedad: que definitivamente pueden deshacerse de esa tachuela que ha supuesto EA los últimos 20 años. Con lo que el resultado de la operación está cantado. EA huele a cadáver.

Nos hemos enterado también de que a los españoles también les crecen los enanos. Además de las rencillas con besos que se traen en Madrid la Aguirre y el Gallardón y con lo que se quieren Rajoy y Aznar, y Arenas y Zaplana, luego les viene los de los Ciutadans (¿qué se sabe de los euskal que se iban a reunir en Deusto?), que éstos lo mismo joden a diestro que a sinistro. Ahora también sabemos de cierta plataforma de liberales salida del Libertad Digital de Jiménez Losantos.

En el PSOE son los tradicionalistas que se llaman quienes se quejan de Zapatero por no ocupar el centro. Por la otra parte tenemos al cepillador Guerra que exige más progresía. También Llamazares tiene el patio revuelto en IU; muy habitual, por otra parte, en ellos.

Pues va a resultar que el PNV es un remanso. Y además, las encuestas le son favorables.