Te diré de qué careces


"En estas elecciones el PNV no me parece excesivamente relevante". Justo al contrario de lo que yo pienso. No es cuestión de sensatez, señores unionistas. Es pura lógica. Será por eso de que yo soy abertzale y el señor Pastor un unionista. Más allá de imputaciones ideológicas, que no tienen porqué disgustarnos, lo verdaderamente cierto es que, siendo sinceros, puede que el PNV sea más relevante que el propio PSOE ¡Qué tontería, verdad! No lo digo porque los jeltzales apoyemos sin fisuras la Hoja de Ruta de Ibarretxe, sino porque es seguro que ni el PP ni el PSOE gobiernen sin ellos. No podrán, y menos que podrán si llega a buen puerto la unidad de acción entre PNV/CIU/BNG en cuestiones trascendentales. Si eso resulta así, señor Pastor, ¿es o no relevante el PNV? Si el conflicto vasco-navarro es una cuestión de Estado, como ustedes han reconocido en numerosas opiniones, ¿es o no relevante la actitud en bloque del PNV ante las elecciones de España? Siempre les quedará un gobierno de emergencia anti-nacionalista. Es, con todo, mucho más sencillo: es suficiente con que sean sensatos.

Recurriré, para reforzar lo anterior, a un filósofo de cabecera para muchos nacionalistas, muy mimado de Vocento/Prisa y frecuentemente citado por mí mismo. Se trata de Innerarity. Hoy le entrevista el Correo, y, claro, le preguntan sobre la Hoja de Ruta de Ibarretxe. Él, listo, evade entrar en la cuestión. Habla de un encuentro entre nacionalistas y no nacionalistas ¿existen estos últimos?). El entrevistador, Alberto Surio, le inquiere: ¿De qué forma llegaríamos a un encuentro en nacionalista y unionistas (esta denominación es mía)?. Atención a la respuesta:

"Con los viejos conceptos políticos y sus instrumentos jurídicos este acuerdo es imposible. Pero cabe formular este derecho mirando al futuro, con conceptos jurídicos y políticos avanzados, más allá de los esquemas clásicos de la soberanía, con sus jerarquías y dependencias, de manera que la decisión sea planteada como co-decisión. No se trata de discutir un listado de competencias, sino de dotarlas de un contenido decisorio real y de pactar su interpretación bilateral en caso de conflicto y garantizar el cumplimiento de lo pactado. Se trata del reconocimiento de la capacidad de los vascos para hacer valer su voluntad propia y que se respeten los acuerdos alcanzados. Y no hay respeto a la libre decisión sin un sistema bilateral de garantías que permita una estabilidad institucional del marco de relación pactado e impida una restricción unilateral del nivel de autogobierno suscrito."

Ahora, tomemos un poquito de tiempo, leamos el capítulo segundo del título I del Nuevo Estatuto que habla y articula las garantías del autogobirno. Muy parecido ¿verdad? ¿A quién se refiere Innerarity con eso de "Con los viejos conceptos políticos y sus instrumentos jurídicos este acuerdo es imposible"?

Más detalles. Yo observo a Urkullu y compañía entonados, creo que han sabido encontrar el centro de equilibrio: el conflicto que en diferente medida afecta la CAV y a Navarra (son elecciones españolas) es histórico, pero sobre todo es una consecuencia de la falta de concreción democrática. Si este pueblo existe y se le reconoce como tal, es portador y sujeto de derechos, entre los que el principal es el de decidir su futuro. No veo dónde aprecian los de EA la confusión.

Abrirse un hueco en unas elecciones tan enconadas como las de España es harto complicado para los nacionalistas. El eje central de la campaña, sobre todo en la CAV, será el conflicto vasco-navarro y el derecho a decidir. Con quién negociar no es lo más importante ¿Será irrelevante hacerlo con el PSOE o con el PP? El no decantamiento explícito del PNV por el PSOE o por el PP, y que ha provocado el alarmismo de López, tiene tres extraordinarios asideros: 1.- La vergonzosa espantá en Navarra; 2.- El fracaso del proceso de paz y normalización política iniciado exclusivamente con Batasuna y ETA; 3.- Seguidismo ramplón de la política aznarista con la Ley de Partidos Políticos y la criminalización de amplios sectores de la izquierda abertzale.

Por otro lado, ha sido calurosa, numerosa y plural la acogida dispensada a Ibarretxe en Cataluña. Era Patxo Unzueta quien escribía que en Cataluña asistíamos a su vasquización: "Contra lo que esperaban los sectores ilustrados del nacionalismo vasco (cuya última figura destacada ha sido Josu Jon Imaz), no sólo no se ha producido la esperada catalanización de la política vasca, sino que hay síntomas de una incoherente vasquización del discurso catalanista". En esto le echaré una puntada a mi amiga Garruze que siempre está con que "tenemos que aprender de los catalanes". Deberíamos implicarnos algo más, eso sí, en lo que nos recordaba Javier Ortiz en "Cataluña: autocrítica y reflexión", quien nos lanzaba, a modo de advertencia, que los vascos nos solidarizamos con todo el mundo menos con los catalanes, no manteniendo un mínimo de reciprocidad con la atención que los catalanes nos prestan.

Reciprocidad, ese es el término que Joseba Egibar utiliza para transmitirnos que “el diálogo, la negociación y el acuerdo o son compromiso de reciprocidad o no son. La democracia se asienta en Euskadi sobre compromisos de reciprocidad. La transversalidad o es reciprocidad o es derecho de veto de unos y autolimitación de otros. La reciprocidad sólo se puede actuar desde el reconocimiento y respeto mutuo.” Ese Inter pares que viene de muy lejos. Es decir: negociación entre iguales, porque sino introducimos el primus, y ya tenemos a un sojuzgado por la ley suprema constitucional, y por las orgánicas, y por todo el Poder Judicial, y (….). Por eso lo de la reciprocidad, por eso lo del sistema bilateral de garantías.

Otro que ha hecho una entrada digna de comentario ha sido A. Ortuzar. Lo dejaremos para otra entrega.