Queridas todas


Supongo que hoy toca ser correcto, en consonancia con el vigésimo anirversario de la creación de Emakunde. A propósito del evento el lehendakari ha pedido a las empresas privadas que sigan los pasos dados por las administraciones públicas, y garantizar la presencia igualitaria de mujeres y hombres en los órganos directivos. Los diccionarios apenas si distinguen los vocablos igualdad y paridad, salvo en una de las acepciones relativas a igualdad: "Principio que reconoce a todos los ciudadanos capacidad para los mismos derechos". El ciudadano corriente sí ha digerido la diferencia. Y si no, echemos un vistazo al titular de El País ante la aprobación de la Ley de Igualdad en España: “La nueva Ley de Igualdad impone la paridad en las listas electorales”. Imponer la paridad, dice, no la igualdad. Es decir, tantos hombres como mujeres en las listas electorales, en cargos públicos, en órganos directivos de la empresa privada, … en el ejercicio de todo aquello que suponga el cobro de alguna de retribución. ¿Qué cambios sustanciales -aparte de las formales generadas por la citada paridad- nos ha deparado el Parlamento de la CAV, con una mayoría absoluta de mujeres en la bancada?




Lo expresaba así la periodista Laura Di Marco en La Nación, en su trabajo "Mujeres al poder", dando voz Diana Maffía, investigadora del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género de la Universidad de Buenos Aires, donde ésta responde a la pregunta "¿cambiará en algo el mundo con más mujeres en el poder?": "Muchas mujeres tienen una manera de ejercer la acumulación de un poder que es para ellas, pero no lo transfieren a nadie más. No representan a otras mujeres; no quieren ser vistas como representantes del género femenino. Hay algunas dirigentes que llegan al poder para que nada cambie y otras que llegan solamente para cambiar ellas".

El lehendakari nos invita a que los hombres nos remanguemos, nos impliquemos en las labores domésticas, no nos cebemos en nuestras mujeres, no las maltratemos ¡Pues claro, lehendakari! Maltratar es un delito, como lo es el robo y el asesinato. El que la hace, debiera de pagarla. La paga muy pocas veces, desgraciamente. Igual que quien maltrata a sus hijos o a sus vecinos. Sobre compartir las labores domésticas, el cuidado de hijos (...) sería deseable y aconsejable que se nos mostrara la evolución habida en los últimos 25 años. No pretendo insinuar, ¡válgame Dios!, que hayamos llegado a la paridad de horas de implicación. Y no, porque no es cierto. Que hay mucho que hacer. Sí, muchísimo. Pero mucho es también lo recorrido ¿Tiene algo que ver eso con la paridad?

El argumento usado por el lehendakari de que precisamente la masiva incorporación de la mujer al mercado laboral es la causa de que la renta de Euskadi esté 36 puntos por encima de la media europea, es un argumento endeble, excesivamente débil. De ser cierto, habría que explicarlo mejor ¿De qué porcentajes de inserción laboral femenina hablamos en Alemania, Suecia, Holanda, Grecia o Irlanda? Si son parecidos o superiores, el argumento no vale. Las razones del repunte de la renta respecto de otros países europeos habría que hallarla en otras coordenadas, no necesariamente masculinas, entre las que el acceso masivo de la mujer al mercado laboral es un factor importante, pero no determinante.

La sensación de que el elemento más importante de la Igualdad —sea a modo de ley, sea a modo de conciencia social— es la paridad en altos cargos administrativos e institucionales está demasiado extendida. En otros ámbitos, en aquellos no retribuidos, la ausencia de presencia femenina es flagrante, excesivamente demostrativo de que algo no funciona bien ¿Es suficiente atribuir ausencias tan sonadas a que la sociedad -los hombres sobre todo- no ha evolucionado lo suficiente en la asunción de roles de género? Triste consuelo. Una comparativa nos mostraría que el trecho recorrido por los hombres es directamente proporcional al recorrido por las mujeres en sus reivindicaciones y logros retributivos, e inversamente proporcional a lo andado por ellas en el terreno no retributivo ¿Es mucho decir? ¿Es un tópico, propio de hombres?

Ayer noche leía una larga crónica publicada por la revista Fusión sobre R. Zapatero, con eso de que estamos de elecciones, en la que, en un momento dado, el presidente español, presentado como un hombre sensible, feminista y partidario de la igualdad, daba las razones por las que optó por De la Vega como vicepresidenta: “Mi compromiso con la igualdad es total y por lo tanto voy a nombrar una vicepresidenta de Gobierno y quiero que seas tú”. Pero él, presidente, arriba; y ella, vicepresidenta, abajo.

Ya sé que, precisamente hoy, no correspondía este post. Un esfuerzo en las buenas maneras, en lo diplomático me libraría de más de un tirón de orejas. A mis años no estoy para un exceso de cumplimiento. Vaya, aún así, mi salutación y efusivo abrazo a la institución Emakunde. No lo hago extensivo a las mujeres, porque con ellas, como con los hombres, estoy obligado en todo momento y lugar.

1 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

No, no y no. Lo que "vale" para Zapatero (El de presidente y la vicepresidente abajo) no vale para el Lehendakari y Zenarruzabeitia. ¡No,no,no,no,no,no,no,no,no,no,no,nno y no!

06 febrero, 2008 17:06  

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