Los resultados de Vitoria/Álava


La noche da autos, cuando volví a casa, mi mujer me comentó “¡vaya ostia os han dado!”. Yo le dije que se debía, sobre todo, al efecto lacrimoso del atentado del viernes. “No -me espetó- os estáis confundiendo, lleváis demasiado tiempo gobernando y, además, tenéis unos dirigentes sosos y tristes a más no poder”. “¡Pero si en Vitoria y en Álava no gobernamos desde hace dos lustros!” le respondí. Y ella: “Como si lo hicierais, existe esa sensación”. Ya a primera hora de la mañana un afiliado-jubilado del PNV, también interventor como yo en el mismo colegio electoral, me confesó (no lo invento para contruir el argumento): “Oye Biturie ¿tú qué opinas?, yo y mi cuadrilla de potes, la mayoría afiliados, estamos hartos. No sabemos nada de nada, y no nos gusta cómo están las cosas en Vitoria. Uno de los nuestros se ha dado de baja como suscriptor de Deia y dice que va a entregar el carnet en el ABB”. Un último detalle: el diputado general Xabier Agirre votó en nuestro colegio; pues dos de los componentes de la mesa no le reconocieron al principio. Ramón Rabanera, en cambio, obtuvo un buen número de votos únicos (no votaron a los otros dos candidatos del PP). También hay otro detalle; éste más jocoso: Jaime Mayor Oreja votó nulo. Vayamos por partes.

Vitoria-Gasteiz

PSE-EE: 56.349/43,73%; PP: 35.964/27,91%; EAJ-PNV: 18.821/14,61%

No es hora de echarnos los trastos a la cabeza. Tampoco de buscar excusas. Ya lo hicimos el año pasado, cuando creímos que con sentar en el sillón mayor del Territorio a X. Agirre habíamos sido muy habilidosos. No lo niego. Poco rédito le hemos sacado. Vuelvo a insistir: no es momento de excusas ni de culpabilizar a nadie. Todos somos responsables en la medida en que muchos de nosotros hemos estado en cargos internos, y otros en cargos externos. Aquí estamos fallando la mayoría. Pero, eso sí, estamos fallando. O paramos y reflexionamos a calzón abierto, o puede que no salgamos de la marginalidad en un buen tiempo. Cabe la otra posibilidad, ¡porqué no!: todo ha sido un mal sueño, y las siguientes remontaremos otra vez el vuelo.

La realidad —admitamos que forzada por ciertos acontecimientos— es la que es: el PSE nos triplica en Vitoria; y el PP nos duplica. Detrás nuestro ya no hay nada, sólo restos. Casi somos los únicos representantes del abertzalismo (abstención incluida), y entre todos hacemos un 20% del total. Estamos en los dígitos de Navarra, un territorio en el que siempre nos hemos considerado como irrelevantes hasta la llegada de NaBai. Esto es grave, y requiere de respuestas urgentes y contundentes. No más balones fuera.

Corremos el riesgo de recurrir al mismo método reflexivo de siempre: reunir a las ejecutivas y a los órganos oficiales menores, y solventarlo con una rueda de prensa en la que, con suerte, admitiremos que hemos sido zarandeados. Es preciso dar un paso adelante, hay que hacer una convocatoria extraordinaria a toda la afiliación, y también a los simpatizantes para que se expresen, para que nos cuenten cómo lo ven ellos; ellos que no tienen ataduras orgánicas ni económicas, pero que saben de las sensaciones de la calle como nadie, que pasean, potean, trabajan y se diviertan con menos obligaciones que los habituales responsables políticos. Una especie de convocatoria de los Estados Generales que proponía Txema Montero para Euskal Herria.

Son muchos los temas a tratar: pocos líderes y de bajo perfil; ausencia de caras conocidas para Vitoria, nuestra gran asignatura pendiente; discurso poco desarrollado para nuestro entorno (....). El domingo pasado sólo nosotros pusimos, posiblemente, más interventores y apoderados que el resto de partidos juntos. En mi colegio éramos tres interventores del PNV y uno del PP. Esa gente, más otros a los que no se ha recurrido por no contar con su email, su móvil o su dirección están dispuestos a colaborar, a echar una mano, bastante más que muchos cargos remunerados de toda la vida que acudieron -sombrero en mano y chupa en ristre- a votar como si la cosa no fuera con ellos. Mucho más en este momento tan delicado. Esos afiliados a lo que no están dispuestos es a participar en actos internos que consideran que están ya cocinados o que no les aportan nada interesante.

No perdamos ni una sola semana. Manos a la obra .

3 Comentarios:

Blogger FÍGARO dijo...

Biturie, me ha gustado mucho este post; Rezuma mucha amargura pero también sinceridad, y lo más importante, ganas de ponerse manos a la obra. Creo que estoy de acuerdo contigo al 100% o casi. Por tanto no voy a contestarte sino a añadir algunas cosas:

1º) Hoy es el día después de treinta años casi desde las primeras elecciones autonómicas, que el PNV en Vitoria prácticamente no existe. Que son unos pocos encerrados en una burbuja impermeable al resto de la ciudad, que solo se relacionan entre ellos, que miran con desprecio al resto, y que se reeligen indefinidamente para los cargos internos. Que dan la imagen de un coto cerrado, o de un club exclusivo, y que aparentemente no quieren abrirse a la sociedad, no sea que se afilie alguien interesante y les dispute el puesto en listas.

2º) Muchos de los que tiran del carro son afiliados de otras zonas de Áraba, o inmigrantes de Bizkaia o el Alto Deba. Incluso el cabeza de lista, Emilio Olabarria, es bilbaino por los cuatro costados. ¡Y menos mal que se pude contar con ellos!. Pero evidentemente, en una sociedad tan cerrada y provinciana como la vitoriana, son unos "advenedizos"

3º) En el sanedrín de los vitorianos afiliados de toda la vida, pata negra e intocables, se han producido notables deserciones como los hermanos Guevara (Uno al PSOE, otro al PP) a la búsqueda del poder o del dinero por encima de cualquier ideología, lo que evidentemente no aporta ningún prestigio al resto de los "vacas sagradas". En el mismo sentido, la nunca aclarada salida brusca del eterno candidato a Diputado General, Iturritxa, apeándose del caballo en plena carrera.

4º) Un "pepero" venido además del ala dura de los requetés como es Ramón Rabanera, es sin embargo un hombre de trato encantador, y seguramente ha cosechado un montón de votos por su trato humano, como tu personalmente has tenido ocasión de comprobar en tu Colegio Electoral.

Así entre nosotros y sin que nos oiga nadie: ¡Que un pepero nos gane a jatorra, manda güevos!

Por el contrario, algún nuevo cargo público pasea la Diputación como un mariscal de campo, entrando en los despachos sin llamar, y avasallando a todo el mundo. Y las quejas no son solo de los funcionarios, sino incluso de otros cargos públicos.

Hay que aprender una lección de Rabanera: No todo es ideología. Es importantísima la calidad humana de las personas. Y la buena educación.

5º) Vitoria, es obvio decirlo, es el 85% de Áraba. Siempre nos hemos consolado pensando que el resto del Territorio es nuestro. Mal consuelo, cuando ese resto es el 15%.

6º) En las recientes elecciones locales, el PNV en Áraba fue el tercer Partido, por detrás del PP (Primero) y del PSE (Segundo). Y en esas elecciones no cabe la excusa de la "bipolarización"

7º) En la comarca alavesa más poblada y tradicionalmente considerada mas abertzal, el Valle de Aiala, el PNV es odiado a muerte por todos los demás hasta el punto de que son capaces de ponerse de acuerdo EA, PSE y PP para aunar votos y quitarles puestos tan relevantes como la Presidencia de la Cuadrilla, especie de órgano de gobierno comarcal que ocupa un concejal del PSE por Laudio desde octubre, y el Consorcio de Aguas de todo el valle, que al parecer ha sido ocupado recientemente por un concejal de EA de algún otro pueblo. Las relaciones PNV / EA son tan malas como al día siguiente de la escisión, y las acusaciones más suaves son prepotencia y nepotismo.

8º) Como bien nos suele recordar el Nietíssimo, el peso de Áraba en las elecciones autonómicas no es proporcional a su escasa población, sino que representa un tercio del total de asientos en el Parlamento de Gasteiz. En consecuencia, las próximas elecciones, las que hay que preparar desde ya, lo que ocurra en Áraba nos afectará a todos, y por tanto no es un asunto interno que solo a los alaveses incumbe, y que a los demás nos toque mirar y callar.

Esa frase atribuida comunmente a Gerenabarrena de que "Áraba que nadie me la toque" es por tanto rotundamente rechazable: Al revés, precisamente por su peso en proporción a su población, en Áraba es donde los esfuerzos que se hagan van a ser más rentables. Y desde luego es asunto de todos. Y muy prioritario.

13 marzo, 2008 00:46  
Anonymous Anónimo dijo...

En mis años mozos, el PNV en Araba eran los hermanos Aguirre, Guerenabarrena (JM), Ibarrondo y el grupo de Iradier. De los jóvenes, uno falleció otros se fueron a EA y el último preside la Diputación.

Es cierto que el pueblón castellano en el que estudió mi tío, o donde se iba a examinar mi padre había conocido una enorme expansión gracias, por un lado, al mantenimiento del Concierto tras la guerra civil, y a la necesidad de espacio de algunas empresas guipuzcoanas, sobre todo.

En 1977, los franquistas alaveses andaban pisando huevos. Alfredo Marco Tabar, último alcalde franquista de Vitoria, por ejemplo, jamás de los jamases criticó la matanza del 3 de marzo. Hoy anda en campaña por la linea A.

En ese ambiente, nos encontramos con que, en 1979, ganamos las elecciones municipales y las forales. El voto de Gasteiz, desde aquel día, era decisivo. También se ganó en gran parte del territorio.

Tengo para mi, en vista de la evolución de las cosas, que había PNV pero no había suficientes nacionalistas para sostener las siglas.

Un amigo historiador cuenta siempre que, en cierta ocasión, le invitó el ABB a dar una conferencia en su sede. Acudieron ¡cuatro personas!. Ni siquiera el ABB.

No se puede estar en misa y repicando, y si queremos estar en las instituciones (arabarras)no podemos estar ni en la calle, ni en el batzoki, porque no hay gente (nunca la ha habido)para cubrir todo el espacio. Ni cuando se está en la posición (Lakua -mientra seigamos ahí- da para mucho)

13 marzo, 2008 12:58  
Anonymous Anónimo dijo...

Dos reflexiones tan sólo en relación con los comentarios anteriores.

1.- Aiara es tierra de banderizos, de permanentes luchas, de batallas, rivalidades, amores y odios. Es una tierra auténtica, de hombre y mujeres auténticos, de una pieza; una tierra que cuenta también con sus miserias y sus malas bestias, tan suyas, en la que se vive la política con una intensidad, un ardor y una entrega enormes. Nada tiene que ver con la tristeza, la apatía y falta de tensión que se aprecia en la Capital. En Aiara vive el corazón, el Alma del Nacionalismo alavés. En Vitoria residen quienes piensan, razonan y miden, quienes deciden qué es conveniente, a quienes interesa y a quien beneficia. Los alquimistas; los contables y las castas nobles. Gente triste, taciturna, silenciosa, apesadumbrada, con el corazón frío. Gente sin coraje, politicamente correcta pero neutra, gris, carente de atractivo; que no trasmite nada; carente de ilusión y que apena.

2.- Nunca el Partido Nacionalista Vasco ha tenido una carencia tan absoluta de cuadros internos; una dirección tan desastrada y desastrosa. Un peso político tan escaso. Nunca había tenido tan poca autoridad como ahora. Autoridad interna y autoridad externa. Nunca la sensación de abandono, de orfandad y caos, de falta de objetivos y criterios había sido tan grande. Se ha prescindido de tanta gente de corazón nacionalista, que tanto siente y padece, para dar entrada a una casta de cuarentones sin raza, campeones de un nacionalismo moderno y descafeinado, sin alma ni corazón; autoritarios y prepotentes unos, ambiciosos todos, de pantalón gris (que tan bien combina con todas las chaquetas). Estrategas de acuerdos inexplicables para los que todo es relativo salvo su propio interés. Se ha difuminado tanto el perfil tratando de acomodarse con aquello que se piensa que quiere la ciudadanía vitoriana que se ha pasado a ser la última opción, el valor menos seguro, aquel en el que pocos piensan como primera alternativa de voto. Mal dirigidos y nada coordinados el premio inesperado de la Diputación les pilló con el paso cambiado. Con el Capitán desaparecido y silente y el teniente ejerciendo de general con mando en plaza los resultados eran de esperar. Nunca gestionar el poder arrojó perores resultados. Es triste, pero profundizar en el desaguisado parece la única opción de quien maneja el timón de la zozobra. Mientras, a miles de kilómetros de Vitoria, guerrean los banderizos.

21 marzo, 2008 16:03  

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