Y no se supo más


Resultó ser un grupo heterogéneo, donde A. Egaña iba de la mano con N. San Miguel, e I. Perurena con Toti M. de Lezea. Con la voluntad e intención de tener capacidad para decidir el futuro de Euskal Herria como sociedad y como pueblo, cien personas de diversa condición se presentaron ante la sociedad vasco-navarra a principios de año con el nombre de Erabaki. ¿Qué fue de ellos? Sabemos de sus razones para apelar a la ciudadanía, de su voluntad exclusivamente democrática, de su intención de solventar la grave carencia de participación ciudadana durante la tregua de 2006. Tres meses después, en abril, a dos meses del pleno parlamentario de junio ¿Qué fue de ellos?

Tuvieron lagunas, ¡¿cómo no!? Entre ellas, la más notable: la imagen resultante del acto del Kursaal, en el que se visualizó una excesiva presencia de políticos de determinadas fuerzas, y que fue objeto de críticas. Erabaki se concibió, ante todo y sobre todo, como un movimiento social de ámbitos tan dispares como la cultura, el deporte, la comunicación, la universidad, (...) ; y podía y debía haber abarcado más espacios, no necesariamente ligados al mundo abertzale y euskaldun. Las redes había que haberlas echado en caladeros más lejanos, entre aquellos que en las encuestas se muestran receptivos con el derecho a decidir. En su día los firmantes del manifiesto explicitaron claramente las razones por las que reclamaban poder decidir:

- “Porque es nuestro destino”.
- “Para abrir el camino de la paz”.
- “Para abrir el camino de la normalización política”.
- “Para elegir nuestro propio futuro en libertad”.

Aún hay tiempo. Con ese nombre u otro; ese misma gente, u otra. Que alguien ponga la primera piedra. Lo importante es intentarlo, evitar el escozor que produce el no haberlo intentado. El éxito o el fracaso, en democracia, hay que aceptarlos con normalidad. Así se han expresado algunos de los firmantes de aquel manifiesto: “Para que un pueblo se pueda considerar democráticamente gobernado es necesaria la existencia de una cultura democrática, de un saber aceptar unos resultados, cuando estos sean mayoritarios, con naturalidad, y esto no se improvisa”.

Se puede fracasar, claro. Lo ha dicho también un pensador (sustento ideológico de Imaz y de JL Bilbao, y jeltzale) de quien echo mano -con mis reservas- a menudo (Innerarity): “Está incapacitado para la política quien no haya aprendido a gestionar el fracaso o el éxito parcial, porque el éxito absoluto no existe”. La autocomplacencia nos limita, y el derrotismo nos hunde. Hay que intentarlo otra vez. El impulso corresponde a ciudadanos no vinculados directamente a la política, a aquellos que votan en función de (…), dependiendo de (…), si es el caso de votar; a los no obligados por unas siglas.

2 Comentarios:

Blogger Erikenea dijo...

¡Cuantos "movimientos sociales" se han creado en este país a la sombra de un Teleberri de fin de semana y no han conseguido ni tan siquiera una segunda cita entre sus miembros!

¡Cuanto "gasto" de energía inútil!

24 abril, 2008 09:09  
Blogger FÍGARO dijo...

Quizá no tan inútil despues de todo. La simple movilización es ya un éxito. Como es un éxito ARABATIK dentro del mundillo de los blogs con su nivel de participación y de número de lectores.

El franquismo se cargó la sociedad civil con sus censuras, sus obsesiones, su férreo control militar de la sociedad.

En el post-franquismo ese vacío fue ocupado por los Partidos Políticos. Los partidos ocuparon incluso los pequeños resquicios de sociedad civil. y el PNV participó también y muy activamente en esa ocupación de espacios.

Desde las elecciones a la Presidencia del Athletic, hasta las de Decano del Colegio de Médicos, la ABAO, la Universidad, etc. los ciudadanos hemos asistido estupefactos a una toma de posiciones y de poder por parte de los partidos ocupando espacios que no les corresponden.

Recuerdo unas elecciones al Athletic en las que Arrate era el Presidente oficioso del PNV mientras que Lertxundi lo era de EA. Ninguno de los dos Partidos lo admitió, pero el corrillo en los bares era "Hay que votar a Arrate, porque el Partido quiere que sea él"

Y al final el problema es que la gente que pasa de política, y muy especialmente los jóvenes, acaban pasando de demasiadas cosas. Porque tampoco se meten en ONGs o en cine-clubs, o en grupos de montaña, etc. ¿Que ha sido de aquellos grupos de estudiantes universitarios que en los setenta hacían "Teatro alternativo" o "Talleres de posesía"? Del germen y sucesivas escisiones de AKELARRE surgieron no menos de una docena de grupos de teatro, muy activos y sin ninguna financiación institucional. Ubi sunt?

Crear un entramado de grupos y foros de ciudadanos, no manipulados por ningún Partido daría una extraordinaria riqueza a nuestra Sociedad, y es además un presupuesto básico de ese famoso "Pluralismo político-social" que desde tiempos de Montesquieu es uno de los pilares sobre los que se asienta el tan manoseado concepto del Estado de Derecho.

24 abril, 2008 09:43  

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