Las medidas del nacionalismo

Lo lógico es que “el líder del sector soberanista" reconozca que el nacionalismo se encuentra, en estos momentos, en una situación crítica, tanto el llamado nacionalismo institucional como la izquierda abertzale. Y todo porque el Estado le ha cogido la medida. Y Egibar reclama reflexión. Y también Innenarity, el pensador nacionalista más laureado de la actualidad, quien, aparte de recluirse con F. González, Pujol e Imaz, para hablar de soberanías compartidas, ha declarado que lo que intentó hacer Imaz en su momento, puede que sea él mismo (Imaz) quien lo remate. Y uno vuelve a plantearse las eternas preguntas: ¿dónde estamos? ¿Ganamos o perdemos? ¿Qué es eso? ¿Cuál es le siguiente paso, más allá de coyunturales debates electorales?

Las palabras de Egibar denotan cierta amargura e inconformidad con lo que ve y observa. Egibar es presidente del GBB y miembro del EBB y, si como dice, la Consulta es una iniciativa única e inequívoca del PNV, ¿de dónde ha salido la actual estrategia respecto de la Consulta? Si no valen los actos preparados para el 25O (a mí tampoco me convencen) ¿cuál es la alternativa? Son las mismas dudas que comentaristas de este blog me plantean a mí cuando expongo ese sentimiento que ahora atenaza a Egibar.

La situación no es sencilla, ni siquiera en un momento en el que ante la apurada situación que atraviesa España ante la crisis la CAV podría valerse de su relativa tranquilidad. Siempre están acechantes para decirte que no, que no es ciero, que “la crisis aterriza en la industria vasca”, días después de que el lehendakari lanzara que había motivos más que suficientes para no alarmarse ante la situación de la industria vasca y que debíamos sacar conclusiones positivas del momento. Ante tanto adversario político y enemigo mediático es muy complicado tomar aire y reflexionar. No tenemos tiempo, y el momento (los momentos) crítico acucia siempre en la misma dirección: vamos a ser posibilistas, que si nos la damos. Siempre es igual, Egibar. Recorres un camino, y vuelta a empezar. No sé si sirve de consuelo eso de que "lo ya trazado ahí queda".

Siempre he dicho que para el Estado el PNV no es imprescindible, salvo para cuestiones menores, como puede ser, en este momento, la aprobación de los presupuestos españoles, de los que tan necesitado está Zapatero, y no, en contrapartida, Ibarretxe. Y ya nos vemos otra vez en una negociación a cara de perro a ver si nos transfieren lo que es una competencia exclusiva de la CAV (aunque en coordinación con el Estado), o si nos contentamos con una tajada económica. Y ahí quedará todo hasta el siguiente round, hasta e siguiente embido a la pequeña ¡¡Pues sí que nos tienen tomada la medida!! Ellos saben bien que de una u otra manera entraremos al trapo.

Y con esa habremos de ir otra vez, con alguna teatralización respecto de la consulta, a las elecciones de marzo. Elecciones en la cumbre en lo que refiere al control del presupuesto, a la gestión del pecunio y de los aparatos administrativos, pero que no solventan la cuestión de fondo del nacionalismo, eso que Egibar define como la profundización en las dos preguntas de la consulta, que en síntesis son: NO a ETA y SÍ al derecho de decidir.

Resulta complicado afanarse en una línea que tiene tantos detractores entre los tuyos, y que hoy sí y mañana también es cortocircuitado desde las cercanías. Como apoyo al argumento recurriré nuevamente a Innerarity, de quien sabemos de otras lecturas que el formato “derecho a decidir” del lehendakari no le convence, y quien afirma también que “todas las generaciones nacionalistas han actualizado su discurso, salvo ésta”, en referencia, quiero suponer, a la generación post-Lizarra. Hasta lo que yo sé en Lizarra se juntaron abertzales de toda Euskal Herria e IU, pudiendo haberlo hecho todos aquellos que quisieran. Después hemos conocido el Nuevo Estatuto Político, cuyo texto articulado ha sido una gran aportación parlamentaria a la salida del conflicto. Más tarde llegó la tregua y con ella los papeles de Loiola, en la que participaron PNV, PSOE y el MLNV en su conjunto, como bien pudo comprobarse en la ruptura (también Eguiguren reconoce errores por parte socialista). Y por último la Ley de Consulta, aprobada, también ésta vez, con la mayoría absoluta del parlamento de la CAV.

Si en esa trayectoria no observa un militante del PNV desarrollos discursivos es que lo único que queda por decir es: Sólo vale un pacto PSOE/PNV, en la línea que nuevamente propone el diputado general JL Bilbao, y hasta el propio Eguiguren (que reconoce la existencia del conflicto vasca y de la nación vasca) al negarse aceptar ningún tipo de acuerdo post-electoral con el PP. Si es así, que lo digan sin tapujos. Que digan que la salida a la cuestión vasca no es democrática, sino consensuada entre distintas sensibilidades que, a la fin y a la postre, se resumen en lo ya expresado (PNV/PSOE).

En este ambiente no es de extrañar que parte del nacionalismo esté en un momento crítico y muy necesitada de una reflexión. Digo lo de parte, ya que donde algunos observan un problema otros vislumbran la solución. Y todos ellos caben dentro de la misma denominación de origen, por lo que lo prudente sería afirmar que “parte del nacionalismo debe reflexionar”.