¿Líbano-bus o liban-obús?

Si alguien puede presumir de velocidad de respuesta a los "gestos" de Madrid, esos son los chicos de las juventudes socialistas de Vitoria. Fue ver a Zapatero con el palestino anudado al cuello y esa misma tarde estaban proponiendo la cesión al Líbano de los autobuses excedentarios de la flota de Tuvisa. Cabe preguntarse si estamos ante una idea de bombero o una propuesta incendiaria.

Antes de ceder a Líbano los autobuses descatalogados de la flota municipal para una supuesta mejora del transporte público en esa zona hay que tener en cuenta varias cuestiones:

-entre esos autobuses hay vehículos con la letra "I" en la matrícula, es decir, con veinte años de antigüedad. Superan en varios años, concretamente el doble, la vida útil estimada por el fabricante

-cada uno de esos vehículos tiene hoy por hoy un gasto de mantenimiento que supera ampliamente los 10.000 euros anuales. ¿Los pagaríamos también?

-una reducción de los gastos de mantenimiento conllevaría, entre otras cosas, un fuerte aumento en la emisión de gases contaminantes

-estamos hablando de vehículos que durante años han recabado protestas de usuarios y conductores por la falta de aire acondicionado, ¿es el clima de Líbano más propicio para el uso de estas saunas sobre ruedas?

-¿alguien se ha parado a pensar en los costes de envío de los autobuses hasta el Líbano?

Ay, juventud socialista, divino tesoro de ingenuidad ¿Hasta qué punto se pretende hacer un favor a Líbano? Tal vez donar estos vehículos para una mejora del transporte público libanés no sea el mejor ejemplo de solidaridad. Tal vez lo que las juventudes socialistas proponen es donar estos autobuses al ejército libanés. Tal vez lanzándolos sin conductor contra Israel se conseguiría una eficaz respuesta a los últimos ataques. No encuentro otra explicación.

Otra cosa sería preguntarse cómo el gobierno municipal del PP ha permitido que hasta hoy circulen por sus calles autobuses urbanos de entre 15 y 20 años de antigüedad que, previsiblemente, no desean ni en Líbano, pero es otra historia.