Conclusión: no hace falta policía


Dicen la policía local vitoriana que su ausencia de las calles no genera inseguridad. Pregunta ¿Para qué queremos polis? No es una tontería. Me acuerdo de aquella crónica sobre un un pueblo del norte europeo, en donde retiraron todas las señales de tráfico, y la consecuencia fue una drástica disminución del número de accidentes. Tres cuartos de lo mismo pudiera ocurrir con la seguridad. Son ellos, los policías, quienes han afirmado que su presencia no es imprescindible. Pues mi propuesta al alcalde Alonso no va en la dirección planteada por el PNV, en el sentido de exigirle que dote a la ciudad de más agentes, sino todo lo contrario: si no son necesarios, en lo que hay que pensar es en amortizarlos.

Ayer caminé por la calles vitorianas con mi familia y un grupo de amigos. No vi un solo policía municipal. Lo que sí pude observar, en cambio, fue a cientos de quinceañeros ocupar las cuestas y la cresta de la manzana medieval aprovisionados de cocacolas, vino barato, licores, cervezas. Apareciron a eso de las 22:30. Poblaron y enmierdaron en una hora calles hasta ese momento limpias. No es cuestión de que la calle brille en fiestas. No es eso. Pero si entre los lectores hay algún curioso, que se acerque hoy o mañana a la zona entre las 22:00 y 23:00, y asistirá en una escasa hora a un cambio drástico. Eso sí: ni un solo policía.

Digo yo que si están de brazos caidos tampoco cobrarán ¡no! El resto, si hacemos huelga, no cobramos. Se me ocurre que lo de la policía también podía aplicársele al resto del fucionariado administrativo. Haría una prueba: Daba vacaciones al 60% del personal en octubre. Si el restante 40% es capaz de atender las cosas de la administración como si nada, acto seguido enviaba una misiva a los vacacionados invitándoles a que continuaran con la holganza, pero en sus casitas.

¿Os gusta la idea? A los funcionarios no, desde luego.

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