"Bandos", sólo uno, Sr. Rabanera


Guerra Civil

Bando. (Quizá del gót. bandwō, signo, bandera). 1. m. Facción, partido, parcialidad.

Disculpe el lector este comienzo pseudo erudito, pero entiendo que era necesario fijar de antemano el significado del término “bando” aplicado a la cuestión que nos ocupa.

Ayer, al argumentar la negativa del Partido Popular a la colocación de un monolito en homenaje a las víctimas de la represión franquista, Ramón Rabanera esgrimía la tesis de que semejante forma de proceder, además de abrir viejas heridas, “no sirve para la reconciliación, provoca enfrentamientos y es un monumento a un solo bando”.

Obviando por un momento la gravedad que encierra el hecho de que semejante decisión supone un acto de desobediencia expresa y premeditada de la voluntad soberana de la Juntas Generales de Araba (y con ella a la de los ciudadanos alaveses), que decidieron el 25 de septiembre de 2006 la instalación de aquél monumento, quería detenerme en el uso engañoso que Rabanera hace de la imagen de los “dos bandos enfrentados”. ¿Fueron realmente dos bandos?, ¿realmente fue la Guerra Civil una guerra en la que ambos contendiente perseguían “lo mejor para España”, como también dice Rabanera?

Tomemos como punto de partida un estado de cosas basado en legitimidad política y jurídica, legalmente establecida: la España republicana previa al 18 de julio de 1936. Frente a ella, determinadas unidades militares facciosas (faccioso: 1. “Dicho especialmente de un rebelde armado: perteneciente a una facción; 2. “Inquieto, revoltoso, perturbador de la quietud pública”) se levantan en armas, sin más argumento ni “legitimidad” que la de sus fusiles y, en general, de la violencia física, intelectual e, incluso, moral, de la que hicieron "sacrosanta bandera".

Se sublevan, además, contra una población que, por su parte, se limita a mantenerse leal a aquella legalidad y a aquél legítimo “estado de cosas”, y que se ve abocada a ejercer una legítima defensa de sus vidas y de sus bienes ¿Se puede hablar, entonces, de dos bandos? No señor, la condición de faccioso y de parcial sólo puede atribuirse a uno de los dos contendientes.

Por lo tanto, cabe concluir que no puede admitirse como válido el argumento de Rabanera de que el recuerdo que las Juntas Generales decidieron plasmar en aquel monolito excluya a uno de los bandos. El recuerdo pretendido es para los ciudadanos represaliados por el único “bando faccioso” (vencedor, pero faccioso). “Bando perturbador de la quietud pública”, pues, hubo uno, asesino además de miles de ciudadanos inocentes y únicamente alineados -éstos últimos- en la defensa del ordenamiento jurídico-político consecuencia, a su vez, del sentir y la voluntad de una mayoría de la población.

Leía hace poco unas reflexiones en la que el autor señalaba que si, hasta el presente, la capacidad de modificar el pasado no se le había atribuido ni siquiera a Dios, resulta que ahora son algunos historiadores los que se la atribuyen sin empacho. Algunos historiadores y Rabanera…

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