¿CroKrea o Albhóndiga?
![]() Saltaron chispas en la última velada de la sociedad gastronómica y es que el tema a debate era de enjundia: ¿crokrea o albhóndiga?, ¿cuál de estos manjares puede presumir de mayor aporte cultural?, ¿qué pesa más, la dorada consistencia exterior que da paso a una masa blanca cuajada de tropezones o algo más compacto y proteínico? Con esto no se trata de resucitar falsos agravios ni complejos de inferioridad respecto a Bilbao. Simplemente se trata de analizar dos proyectos con vocación de motor cultural y objetivos concurrentes. Podríamos hacer una terna con el edificio Tabacalera de Donosti pero allí la cosa está tan verde que mejor nos centramos en la crokrea y la albhóndiga dejando los cigarros para el café. El punto de partida puede ser similar. Tanto en el caso de Krea como en la Alhóndiga se toma un modelo de éxito, concretamente La Casa Encantada de Madrid, y se aplican variaciones más o menos radicales. Vamos por pasos. Los números Partamos de la premisa de que Bilbao (que no el área metropolitana) tiene algo más de 350.000 habitantes y Gasteiz cerca de 230.000, así que, como equipamientos dimensionados en función del público objetivo, la Alhóndiga dispondría proporcionalmente de 1’52 más recursos que Krea. Ahora bien:
El proyecto arquitectónico No podemos obviar que en este terreno pesan tanto los gustos subjetivos como el sentido común. Pese a todo, alguna conclusión se puede sacar. Krea nos ofrece un proyecto firmado por Campo y Ercilla que recupera un antiguo convento de clausura sin alto margen de intervención en un edificio con ribetes neogóticos de cuestionable valor en el que se pretende ganar espacio construyendo una serpiente de vidrio y acero que facilita un atípico acceso directo al claustro y proporciona un mirador privilegiado de un montón de fábricas. Uno de los grandes problemas del inmueble, el de la accesibilidad, no va a tener una solución milagrosa. El edificio final llamará más la atención desde fuera que desde dentro, gracias al carácter "mutante" de la estructura acristalada mediante diferentes tipos de iluminación, tal y como se hace con el Kursaal. Su ubicación, periférica y ajena a los grandes ejes de comunicación, no es precisamente un aliciente y no se sabe muy bien qué tipo de integración urbanística va a resultar entre un polígono industrial y un pueblo de las afueras de Gasteiz. La Alhóndiga viene con la firma de Philippe Starck y, manteniendo escrupulosamente el perímetro de valor arquitectónico, plantea en su interior tres cubos-volúmenes suspendidos sobre 43 pilares tratados como si fueran esculturas cuyo resultado sólo podemos considerar espectacular. Basta con imaginarnos entrando al gigantesco atrio presidido por una pantalla de vídeo de 8 metros. Si miramos al techo adivinaremos la luz solar que llega a través del agua de la gran piscina situada en la planta superior del complejo. Las fachadas de los cubos (de un ladrillo caravista que cose la intervención interior con la imagen exterior) presentan un sinfín de ventanas al estilo del coliseo cuadrado de Roma que innegablemente transmitirán una fuerte imagen de actividad interior. Esos tres grandes volúmenes respiran y se intercomunican a varios niveles. Se realiza un curioso tratamiento urbanístico específico de la plaza del acceso principal. En general, se recupera y reintegra un importante edificio en la trama urbana de Bilbao. Lo mejor es ver las simulaciones de cómo va a quedar todo y juzgar por nosotros mismos. Queda claro que, mientras no se aporte más información, arquitectónicamente Krea parece más un conjunto que sorprende desde fuera mientras que la Alhóndiga parece más un conjunto que sorprende desde dentro. Los promotores La Alhóndiga es una iniciativa liderada por el Ayuntamiento de Bilbao. Tal y como dijo Azkuna, "para lo bueno y lo malo, este proyecto es municipal". Lo bueno es que de este modo se salvaguarda en mayor medida el interés público, por más que determinados negocios (cines, hostelería,…) se dejen en manos privadas. Lo malo es que el grueso de la inversión se realiza con dinero público aunque, visto el presupuesto, no parece mal desembolso. Baste recordar que Alfonso Alonso quería el doble de dinero para un auditorio que no tendría ni la sexta parte de uso público. Para impulsar el proyecto de la Alhóndiga se constituyó una sociedad municipal que viene gestionando tanto la vertiente material (obras desarrolladas al alimón con Bilbao Ría 200) como intangible (convenios con diferentes entidades culturales para diseñar contenidos). Krea es un proyecto exclusivo de la Caja Vital. Esto resta potencia inversora, pese a que los terrenos y el inmueble los han conseguido prácticamente regalados. Se ha fichado a la que fue directora del Centro Cultural Montehermoso y no se sabe mucho más sobre quién está detrás. No sobran, eso sí, todo tipo de comentarios sobre cómo trata Goyo Rojo de colocar en Krea tanto a su familia directa como a gentes de la gran familia socialista hasta el punto de hacer de aquello todo un cortijo. Componente cultural Ya hemos dicho que tanto la Alhóndiga como Krea se inspiran en el modelo de La Casa Encantada de Madrid para seguir caminos bien diferentes. La Alhóndiga está concebida, según sus autores, como un gigantesco contenedor de ocio. Cierto es que la faceta estrictamente cultural (descontando cines, gimnasio, piscina, restaurantes, etc) son 13.782 m2 de un total de 40.000. Cierto es también que Krea tendrá 6.582 m2, menos de la mitad que la parte cultural de la Alhóndiga. ¿La Alhóndiga es preferentemente para el público y Krea para el artista? Esto nos podría llevar a pensar en una cierta vulgarización de la faceta cultural del proyecto bilbaíno en estos tiempos tan de masa y de globalización, pero resulta que ya se están dando pasos como el de la colaboración con la Fundación Germán Sánchez Ruiperez para hacer de este lugar el principal foco de fomento de la lectura en Euskadi. Se ha establecido un canal directo con la Facultad de Bellas Artes de la U.P.V. que proporcionará una inmejorable plataforma de exhibición creativa a nuestro principal vivero de artistas además de cursos, seminarios, conferencias o talleres. En Krea, salvo en las jornadas de puertas abiertas, parece ser que la mayor parte del espacio estará vetado el público y se reserva a artistas becados/residentes. Se anuncia una riada de becas a la creación, formación y residencia además de cesión de espacios, certámenes e intercambios. No se sabe muy bien con qué criterio se otorgará todo esto. De momento no se prevé colaborar con la UPV ni con otras instituciones. Si Artium, con mayor participación pública, no está consiguiendo promover a los artistas locales que, por ejemplo, son mejor tratados en el MUSAC leonés, ¿lo va a conseguir KREA? En conclusión: desde la limitación que supone contar con un único promotor, un edificio donde resulta difícil intervenir y unos destinatarios escogidos con criterio más intensivo que extensivo, Krea parece un producto tan lleno de buenas intenciones como incógnitas mientras que la Alhóndiga huele a éxito. El tiempo dará o quitará razones. |
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