Alcantarilla única


Las obras de la calle Rioja nos están brindando estampas tan reveladoras como ésta:



Seis tapas de registro en poco más de tres metros es como para pensárselo. ¿De verdad hace falta tenerlo todo tan compartimentado? Una cuadrilla de jubiletas que por allí pasan llevan a cabo la inspección de rigor y se pueden escuchar todo tipo de exabruptos. Entre ellos hay gente muy viajada, que no todos son carne de las excursiones del Imserso o la Fundación Mejora, y uno alza la voz para proclamar la solución mesiánica:

-Paris, amigos, Paris. No sólo es la ciudad del amor, también lo es de las cloacas. Cada calle parisina tiene bajo tierra un túnel de drenaje, algunas hasta dos. Si se pusieran todos esos túneles en línea recta se podría llegar hasta Estambul sin ver la luz. Estamos hablando de más de dos mil kilómetros de galerías, como para que cualquier ingeniero se vuelva loco. Y no sólo las usan para llevar la mierda al río, también por ellas han tendido toda la red de cables de telecomunicaciones, cables a prueba de agua y ratas. A decir verdad, muchas veces por el cable va una basura parecida a la de las cloacas. A eso se le llama hacer las cosas con cabeza.

Efectivamente. Es hora de reivindicar la alcantarilla única para Gasteiz. Basta ya de calles salpicadas de lápidas metálicas. Aquí yace Gasnalsa, allí Amvisa, acullá Iberdrola. Cuantas menos puertas a las profundidades, muchísimo mejor.

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