Transversalidad territorial


Navarra fue la razón por la cual Batasuna modificó en octubre de 2006 la postura mantenida hasta entonces en la mesa de negociación junto al PSOE y PNV. El cómo y el porqué están haciéndose públicos estos días por distintas vías. Navarra, por una parte; y Álava, por la otra. Una radio pública dió ayer la noticia de que la conformación del gobierno de la Diputación Foral de Álava está a expensas de lo que ocurra en Navarra.

Si allí -en Navarra- hay acuerdo NaBai/PSN, aquí, en Álava, habrá acuerdo PSE/PNV con Xabier Agirre como diputado general, con extensión de apoyos jeltzales al gobierno municipal de Lazcoz. Todo indica que será así. Tendríamos con ello que sólo una de las grandes instituciones de Hegoalde sería gobernada por algo parecido al tripartito: Navarra. Ni siquiera en Gipuzkoa.

Cuando seis meses antes de las elecciones de mayo Batasuna/ETA tensaron la cuerda, hasta romperla, con el tema de Navarra, sabían perfectamente que un preacuerdo del calado que ellos exigían, aparte de resultar una imposición inaceptable después de un dilatado recorrido negociador, era una petardo para los intereses abertzales y de cambio en Navarra, pues hubiera posibilitado una nueva mayoría absoluta de UPN y el enterramiento a medio plazo de toda posibilidad de acuerdo interinstitucional entre la CAV y Navarra. Poco hubieran podido hacer parte de los poderes estatales representados por el jefe del ejecutivo español Rodríguez Zapatero con la cuestión navarra ante un resultado electoral adverso.

La no asunción de las exigencias maximalistas de Batasuna/ETA, más por ser una imposición del grupo armado que por su contenido, ha traído como resultado que entre PSN, NaBai y IUN pueden alcanzar un acuerdo para gobernar en Navarra y desplazar así, de un santa vez, al facherío. Tengo pocas dudas de que el tema de las relaciones CAV/Navarra a corto y medio plazo estará en la mesa de negociaciones. No puede ser de otra manera cuando son Aralar, EA, Batzarry PNV quienes están a un lado de la mesa. Un resultado electoral positivo traerá como consecuencia, más que previsiblemente, aquello que los negociadores en el post-alto el fuego habían acordado para octubre de 2006.

No sólo es cuestión de Navarra. También está la cuestión alavesa, el otro bastión del españolismo. Aquí nos andábamos con que pactábamos con galgos (PSE), con podencos (EA, EB-Aralar) o que nos carcomía la oposición cuatro años más ¡Qué cosas tiene la política! En Navarra llegarán al gobierno los partidos PSN, Aralar, EA, PNV y Batzarre con la intención de desplazar a UPN, sucursal del PP. Aquí (territorio, como Navarra, de Euskal Herria) añadimos al objetivo de desplazar al PP otro elemento más: lo hacemos con el tripartito o lo hacemos con el PSE ¿Qué aporta cada cual? Si para un abertzale la territorialidad y el derecho de autodeterminación son parte de su ideología a nivel teórico y práctico, es más que evidente, en cuanto a los vínculos territoriales, que sólo una entente con el PSN quien permitiría configurar un panorama de encuentro entre la CAV y Navarra, y posibilitaría, colateralmente, una entrada jeltzale a la presidencia de la Diputación alavesa. Y quien dice PSN, dice PSOE.

Tanto el caso navarro como el alavés pueden marcar decidida y definitivamente el futuro de Hegoalde a corto plazo.

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