La fusión, el SEA y lo que te rondaré morena


Faltan siete días para la sesión parlamentaria del 28. Las espadas están enfiladas hacia Ibarretxe. Del PNV pactista y sensible pasaremos, como de la noche a la mañana, al PNV frentista, esencialista e irredento. Con el debate en el PNV no habrá fusión de cajas nos recuerda El País. Con la consulta las inversiones se retraerán, según teoría del nacionalista y presidente del SEA Azurmendi. Y, por si alguien continúa albergando dudas sobre quién impondrá y quién impedirá, que se frote los ojos y lea lo declarado por Buen.




El dirigente socialista es claro. Para él no es suficiente con que haya que pactar necesariamente con la otra sensibilidad nacionalista, la española. Es, además, imprescindible que lo acordado guste a Madrid, que se cepille lo suficiente como para no alertar a sus señorías los congresistas. Lo que en hizkera llano quiere decir que, el cedazo o el veto es doble. En cuanto al No Imponer, un supuesto 70% de votos abertzales no sería suficiente apoyo, puesto que sería necesario el placet del unionismo español. Que nos lo cuenten nuestros amigos catalanes y hermanos navarros.

¿Desde cuándo un debate interno, un debate ejemplo de democracia interna entorpece un proyecto empresarial o una posible fusión de las cajas de la CAV? ¿Cuál es la razón? En principio, parece claro. Sectores mediáticos, empresariales y políticos se conjurarán para intervenir y presionar en el proceso interno jeltzale. Querrán marcarle recorrido, hoja de ruta y objetivos. No es nuevo. Es da manual. Llevamos años asistiendo a una escenificación maniquea en todo lo relativo al PNV. Mi abuelo era un rojo por ser nacionalista. Ahora somos los malos y los apestados por ser soberanistas e independentistas. Justo ahora, en la era democrática, treinta años después del entierro de Franco.

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