¡Esto marcha, Juanjo!


Zapatero ha sido contundente: “la consulta no se va a hacer”. Una muestra clara de su buena voluntad, de su ganas de respetar el principio democrático planteado por Ibarretxe en su comparecencia en el Pleno del Parlamento vasco. “Respeto a la voluntad de la sociedad vasca, y el compromiso de incorporar este reconocimiento y su ejercicio en el ordenamiento jurídico” dice textualmente el principio. De lo que suponemos que habrá un acuerdo (“Pacto”) entre los gobiernos de España y de la CAV, ratificado en referéndum convocado por el Rey, a propuesta del presidente del Gobierno español y previa autorización del Congreso (art. 92 Const.). No sé a qué viene, en esas, eso de que “el problema lo tiene Ibarretxe, no el Gobierno de España”. Es mucho más sencillo: no lo tiene nadie.

Tampoco he captado bien las declaraciones de Erkoreka en el sentido de que “el propósito inicial del lehendakari Juan José Ibarretxe no es convocar ningún referéndum, sino alcanzar un acuerdo con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, sobre el replanteamiento de la ubicación de Euskadi en el contexto del Estado español”. Sí, o no, Erkoreka. ¡Pero si están todos de acuerdo en que los vascos podemos decidir! La voluntad de los ciudadanos de la CAV puede, muy bien, ser la de separarse de España. Para ponerlo más fácil, no inventamos nada, y tomamos la vía de Quebec, como bien nos lo cuenta X. Ezeizabarrena en el artículo “El espíritu de Québec”. Zapatero y Rajoy, como demócratas que son, no tendrán problema alguno, digo yo, en reconocer que la decisión vasca no está prefijada, que es, en todo caso, objeto de acuerdo y pacto.

Tengo pocas dudas de que esa buena voluntad que dice tener el señor Zapatero la demostrarán también sus colegas del PP, deseosos como están de terminar con los quejicas de allende el Ebro. Les supongo a todos con muchas ganas de dedicarse a los problemas que importan a la ciudadanía española de cara a las elecciones de marzo: las pensiones, los precios de la vivienda, la inmigración... y todo eso.

Pequeños deslices en este ambiente de camaredería los tiene cualquiera. Hasta Patxi López, que el otro día, tal y como ya lo anunciara, ni entró al trapo de la propuesta de Ibarretxe. Sólo tres días después ha soltado la tontería esa de exigir “la disolución de el Parlamento y la convocatoria de elecciones”; y esa otra, también irrelevante, de la fusión de las Cajas. Un pequeño descuido sin importancia. Por lo demás, le imagino en la línea de buen rollito que tiene su nagusi Zapatero. Así que, Ibarretxe, esto marcha según lo previsto. La verdad, Juanjo, lo esperábamos más complicado. Estos españoles ¡ni rastro de lo que fueron! ¿Con quién nos pegamos ahora? Con un poquito de humor todo será más sencillo.

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