Entre la sombra y el Parlamento


Sombras

La secretaria del EBB Josune Ariztondo y la vicepresidenta del Gobierno español Fernández de la Vega han expresado sus opiniones sobre la propuesta presentada por la Mesa Negociadora de Batasuna. Se percibe una clara contradicción en sus consideraciones; más aún, si cabe, suponiéndoles algo del buen feeling de sus superiores Zapatero e Imaz. Sabemos, porque ha trascendido, que los pre-acuerdos políticos gestionados fuera de los órganos representativos (parlamentos) entre el PSE, PNV y Batasuna estaban en un avanzado estado de gestación, hasta que el mortal petardo etarra los deshizo.

Si algo de lo que se nos ha trasmitido públicamente sobre los preacuerdos es cierto, es, precisamente, lo relativo a la cuestión territorial, aunque no su contenido. Si, como cuentan, fue la implicación directa de ETA, elevando el techo reivindicativo (exigencia de un órgano conjunto CAV/Navarra con capacidad legislativa), la que rompió la baraja, por considerar escaso el resultado, y si la propuesta de Batasuna de la semana pasada es una estación intermedia entre las dos primeras, no puedo menos que, antes de continuar con el hilo argumental inicial, volver a plantear la pregunta, ya vieja: ¿a qué pre-acuerdos habían llegado los negociadores? Un abertzale difícilmente puede admitir, con todas las dosis de realismo, multi-sensibilidad y transversaldidad, ninguna propuesta inferior a la planteada por Batasuna.

La lección que un servidor saca de lo anterior es la de si la ciudadanía debe admitir, a la chita callando, lo que los negociadores propongan, ya en la siguiente ronda de contactos, que se suponen para finales del verano. Insisto en algo harteramente planteado: las formaciones políticas no pueden reiniciar la nueva fase de pre-acuerdos políticos sin un mínimo de cohesión estratégica (¿o hablamos de táctica?) interna. Si las discrepancias de los pistoleros dieron al traste con la actitud mantenida por Batasuna, cabe también que un producto final más rebajado que el Nuevo Estatuto aprobado por el Parlamento Vasco no sea facilmente asumible, pongo por caso, por sectores jeltzales no afines a Imaz, esos que mediática y, en cierto modo, políticamente han sido rebautizados como malos.

Volvamos a Ariztondo y De la Vega ¿Cómo puede la vicepresidenta afirmar, sabiendo lo que sabemos, que las propuestas políticas las hacen las fuerzas democráticas en los órganos políticos democráticos? Será que las catacumbas se han convertido en las nuevas sedes parlamentarias. En eso es más clara y explícita Ariztondo, cuando interpela a Batasuna por haber publicitado su propuesta: «A qué viene ahora una propuesta política lanzada ante los medios de comunicación y reconociendo que no ha sido enviada al resto de partidos políticos?” Las dudas de la portavoz del EBB entran dentro de la lógica negociadora vivida hasta el 30D: conversaciones en la sombra, discretas que se dicen.

Sopas y sorber no puede ser. O las conversaciones se plantean en los parlamentos (Madrid, Iruña y Gasteiz) como dice la vicepresidenta española; o continúan, por estar ya reiniciadas (hablo de conversaciones, no negociaciones), en la sombra, como pretende Ariztondo.

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