¿Silencio e indiferencia?, va a ser que no


Aclaro que, desde que se tuvo noticia de su celebración y, sobre todo, de los términos en los que se convocaba el acto del pasado domingo, de solidaridad con las víctimas de ETA, mi aproximación o, mejor, mi no aproximación a tal evento ha estado llena de una serie de reservas que, todavía ahora, no logro sacudirme

Igual eran aquellas reservas las que me habían inclinado a no escribir sobre esta cuestión, pero leyendo algunas de las cosas que, al rebufo del acto, se vienen escribiendo, no me resisto a hacerlo.

“Ibarretxe pidió perdón en nombre de la sociedad vasca por tantos años de indiferencia o silencio ante la injusticia radical del terrorismo”, editorializa hoy El País. Desconozco si mi comentario lo debo dirigir a Ibarretxe, si realmente dijo esto, o a El País, si se trata de una lectura interesada que hacen de lo que realmente de dijo. En cualquier caso, en la medida que me considero tan “sociedad vasca” como cualquiera y mucho más que el autor de la editorial, aclaro que jamás me he considerado indiferente o silente respecto de la violencia terrorista (ni de las otras), más bien al contrario. Es por ello que, si la deuda de la que se habla, trae causa de esa indiferencia o de ese silencio, ruego no ser incluido en la petición de perdón.

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